Aunque la familia de Jazmín había sido vecina de los Rowland en el pasado, las dos familias casi nunca se hablaban.
Y no solo eso.
Siempre terminaban llamando a la policía por sus conflictos.
¡Los padres de Orion eran sencillamente insoportables!
Al escuchar esto, la mirada de Selena se endureció con evidente molestia. Levantó la vista hacia Jazmín.
—¿Fueron Minerva y Úrsula las que te enviaron a decirme estas cosas?
Selena jamás imaginó que, ahora que ya estaba casada con Orion, Úrsula y Minerva seguirían buscando la manera de separarlos.
¿Será que como ellas sufren violencia doméstica, no soportan ver la felicidad ajena?
¡Qué asco de gente!
Ella llevaba tanto tiempo conviviendo con el señor y la señora Rowland. ¿Acaso no conocía ella mejor que nadie qué clase de personas eran?
—No, ¿qué tienen que ver ellas en esto? —continuó Jazmín—. ¡Todo esto te lo digo yo por mi cuenta! Mi familia fue vecina de los Rowland; yo conozco a Orion y a sus padres mucho mejor que tú.
Había algo más que a Jazmín le parecía sumamente extraño.
Orion y sus padres siempre tuvieron humos de grandeza, despreciando a todo el mundo. Especialmente su madre, que siempre gritaba a los cuatro vientos que Orion se casaría con una heredera de una familia prestigiosa.
Con esa mentalidad...
Resultaba increíble que hubiera aceptado a Selena.
No es que Selena fuera mala o no fuera lo suficientemente buena, es que Selena estaba muy lejos de tener el estatus de una heredera multimillonaria.

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