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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 143

Al escuchar la explicación de Israel, Úrsula respiró aliviada.

Menos mal.

Israel acababa de llegar.

De lo contrario, se habría sentido muy apenada.

—No hay de qué —dijo Israel mientras apagaba el motor y la ayudaba a bajar del carro.

—Señor Ayala, entonces ya me voy —continuó Úrsula.

Como acababa de despertar, su voz sonaba un poco diferente, algo nasal y suave, lo que creaba un tierno contraste con su personalidad habitual.

Tras pensarlo un momento, Úrsula añadió:

—Hoy ya es muy tarde, pero la próxima vez te invito a tomar un té en mi casa.

—Claro —asintió Israel.

Apenas pasaban de las ocho.

¿Era muy tarde?

Aunque tenía sus dudas, Israel no se atrevió a preguntar.

No fue hasta que la figura de Úrsula desapareció dentro del edificio que regresó al carro, cerró la puerta y se marchó.

El Bugatti Veyron negro no tardó en desaparecer en la densa oscuridad de la noche.

***

Grupo Ríos.

Santiago estaba sentado en su silla de director. Desde el día anterior, miraba su celular prácticamente cada tres o cuatro minutos.

Pero Úrsula no le había enviado ni un solo mensaje.

Y mucho menos había aceptado su solicitud de amistad.

¡¿Por qué?!

¡¿Por qué?!

¿A qué estaba jugando Úrsula?

¿Acaso esperaba que fuera a buscarla en persona?

¿De dónde sacaba tanto descaro?

Él no iba a ir a buscarla.

*Toc, toc, toc…*

Llamaron a la puerta.

—Adelante —dijo Santiago, conteniendo su ira.

Rafael entró a grandes pasos.

—Santi.

—¿Qué pasa? —entrecerró los ojos Santiago—. ¿Vino a buscarte Úrsula?

¡Sí!

Seguro Úrsula había ido a buscar a Rafael.

Al pensar en eso, los ojos de Santiago se llenaron de emoción.

Rafael se quedó perplejo por un momento y luego dijo:

—No, para nada.

¿No?

Capítulo 143 1

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