La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 19

«¿Derrotar al Grupo Ríos?».

«¿Ayudar a AlphaPlay Studios a superar la crisis?».

«¿Alcanzar la cima?».

«¿Ganar el Premio Illumina?».

Javier miró a Úrsula y dijo con un toque de resignación:

—Señorita, no parece tener muchos años, pero su arrogancia es notable.

¿Cuántos años tenía Úrsula?

A lo sumo, diecisiete o dieciocho.

¿Qué podía saber ella?

A su edad, probablemente ni siquiera entendía un simple estado financiero.

Úrsula solo sonrió levemente.

—Director Hernández, su empresa está al borde del abismo. Si no encuentra una forma de inyectar capital y lanzar un nuevo juego, no le quedará más remedio que declararse en bancarrota. ¿De verdad está dispuesto a que la empresa por la que tanto ha trabajado sea derrotada por el Grupo Ríos?

La última frase fue un golpe directo al corazón.

AlphaPlay Studios era el trabajo de toda la vida de Javier. La había fundado incluso antes de graduarse.

Esperaba que se convirtiera en un referente en la historia de los videojuegos.

Pero nunca imaginó que se enfrentaría a un final prematuro…

Esto le causaba un dolor casi insoportable.

—Es cierto que soy joven, pero, director Hernández, ¿no recuerda que usted también tenía apenas veinte años cuando fundó AlphaPlay Studios? —dijo Úrsula, sacando su identificación y poniéndola sobre la mesa—. Úrsula, diecinueve años.

Javier volvió a levantar la vista y observó detenidamente a la persona sentada frente a él.

Aunque la chica parecía joven, tenía un porte excepcional y una elocuencia notable. No parecía una persona corriente.

Hay que admitir que Úrsula le recordó a su yo de antaño.

En aquel entonces, él también estaba lleno de energía y ambición.

Pero Javier seguía siendo cauteloso. Entrecerró los ojos.

—¿Y por qué debería creerle?

Úrsula golpeó la mesa con los dedos.

—Director Hernández, ¿acaso le queda algo que yo pueda querer estafarle? En lugar de esperar a ser reemplazado por el Grupo Ríos, ¿por qué no arriesgarse a luchar? Colaborar conmigo le da una oportunidad. Si me rechaza, ¡solo le quedará un camino!

Con la gente inteligente, basta con insinuar.

Después de un buen rato, Javier levantó la vista hacia Úrsula.

—¿Entiende de videojuegos?

Úrsula no respondió directamente, sino que dijo:

—Déjeme su computadora.

«¿La computadora?».

Javier, sin pensarlo mucho, sacó su computadora portátil y se la entregó.

Úrsula la tomó, la abrió y empezó a trabajar.

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