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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 192

Vanesa entrecerró los ojos.

—¿Será que es la amante de alguien?

Después de todo, ¡Úrsula tenía una cara bonita!

Y no una cara bonita cualquiera.

Según sabía Vanesa, en Villa Castillana vivían bastantes amantes mantenidas.

Virginia negó con la cabeza.

—No creo que nadie quiera mantener a una mujer divorciada y de segunda mano, ¿o sí?

Al oír esto, los ojos de Vanesa se llenaron de desprecio.

—¿Estuvo casada?

—Sí.

La mirada de Vanesa se volvió aún más despectiva.

Así que era una mujer divorciada.

Virginia tenía razón.

Las mujeres divorciadas son las que menos valen; ni aunque se ofrecieran gratis las querrían.

—Señoritas, por favor, permítanme pasar —dijo una voz a su lado en ese momento.

Vanesa se apartó de inmediato.

Un anciano con un chaleco amarillo recogió con unas pinzas la basura que estaba a los pies de Vanesa.

El anciano recogió la basura y se fue.

Vanesa ni siquiera le vio la cara.

Pero Virginia, al ver la espalda del anciano, soltó una carcajada.

—Virgi, ¿de qué te ríes? —preguntó Vanesa, confundida—. ¿Acaso también conoces a ese señor de la limpieza?

Al oír a Vanesa, Fabián se dio la vuelta y miró a Virginia.

Su expresión era indescifrable.

Virginia se apresuró a deslindarse, como si temiera que la relacionaran con un simple trabajador de limpieza como Fabián.

—¡No lo conozco! ¡Cómo crees que voy a conocer a gente así! Él y yo no somos de la misma clase.

El último rayo de esperanza en los ojos de Fabián se desvaneció.

Lo sabía.

No debería haber esperado nada de una malagradecida.

¿Y qué si tenían un lazo de sangre?

Capítulo 192 1

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