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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 239

—Está bien, hermano, cuñada, los esperaremos en el hospital.

...

Cuando Alejandra llegó al hospital para visitar a Eloísa, vio a Gael y Valeria salir apresurados hacia la salida. Caminaban tan rápido que ni siquiera escucharon el saludo de Alejandra.

Ella frunció el ceño levemente.

—¿Qué habrá pasado ahora?

¿Acaso el estado de Eloísa había empeorado?

Aceleró el paso, cruzando la recepción, y apenas avanzó unos metros cuando escuchó a un par de personas conversando cerca de la sala de espera sobre la familia Gómez.

—¿Supiste? Dicen que la familia Gómez consiguió a una doctora milagrosa, de esas que pueden curar con agujas de oro. Ahora sí que Eloísa tiene esperanza.

—¿Agujas de oro? ¿No decían que solo el doctor W sabía ese método?

—Eso quién sabe.

—Para mí, esa supuesta doctora milagrosa seguro es una farsante. Los Gómez ya no soportan ver a Eloísa así y terminan creyendo cualquier cosa que les digan.

—...

Al escuchar esos comentarios, una sonrisa se asomó en los labios de Alejandra. ¿Farsante? ¡Eso le venía de maravilla!

Era la señal que había estado esperando. Para ganarse el aprecio de los Gómez, se había esforzado en conseguir a una figura importante del mundo médico para tratar a Eloísa. Nada como el contraste para que todos vean la diferencia.

Si esa supuesta doctora resultaba ser una charlatana, y Eloísa empeoraba, entonces la entrada triunfal de su especialista haría que todos notaran lo difícil que había sido conseguir ayuda real. Y si al final ni su especialista lograba curar a Eloísa, podía culpar a la farsante por haber empeorado las cosas.

—Señora Paulina, señora Catalina, no se angustien tanto. Yo estoy segura de que Eloísa saldrá adelante. Cuando estaba en la universidad conocí a una doctora muy reconocida, viene de otro país y es más famosa que el mismísimo maestro Gallardo. Anoche la contacté y me dijo que mañana llega a Río Merinda.

Hizo una pausa, bajando la voz para dar más dramatismo:

—Me comentó que tiene una técnica especial para limpiar las hemorragias cerebrales, que puede ayudar a Eloísa.

Catalina miró a Alejandra con calma.

—Ale, sabemos que te preocupas mucho por la familia, pero tu tío y la señora mayor ya fueron a buscar a la doctora Méndez. Ella domina esa técnica de las agujas de oro, y confiamos en que podrá sanar a Eloísa.

Alejandra asintió con una sonrisa forzada.

—Yo también espero que la doctora Méndez logre curar a Eloísa.

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