La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 282

Al llegar a este punto, Fabiola se detuvo un instante antes de continuar:

—Pero si de verdad quiere que Virgi cambie su apellido, tiene que aceptar tres condiciones que le vamos a poner.

José Luis asintió con la cabeza y apoyó:

—Así es, papá. Si todavía quiere que Virgi lleve el apellido Solano y que la familia Méndez tenga descendencia, entonces tiene que aceptar nuestros tres requisitos. Le estamos dando chance de salir bien de esto, porque si no acepta, después, si vuelve a querer que Virgi cambie de apellido, le va a costar mucho más trabajo.

La última frase sonó como una amenaza directa, sin rodeos.

Virginia era la única nieta de sangre de Fabián, no hacía falta pensar mucho para saber que, al escuchar que estaban dispuestos a dejar que Virginia llevara el apellido Solano, Fabián debía estar muy emocionado.

Virginia, por su parte, dejó de llorar. Se quedó mirando fijamente a Fabián, esperando su respuesta, porque sabía que él terminaría aceptando las condiciones de sus padres.

En poco tiempo, ella se iría a vivir con Úrsula a Villa Regia. En ese momento, la emoción la invadía por completo.

Fabián miró a los tres, con una mezcla de decepción y frialdad, y les respondió:

—Ya firmé el documento de ruptura de la relación. Ahora no tengo nada que ver con ustedes tres. El apellido de Virginia o de qué familia venga ya no es asunto mío. Y si siguen fastidiando a Úrsula y a mí, les aviso que ahora con las redes tan avanzadas, no me tiembla la mano para tomar mi credencial y denunciar a estos tres traidores y desagradecidos en cualquier plataforma de videos cortos.

Al decir esto, Fabián fijó su mirada en Fabiola y Virginia:

—¿Todavía recuerdan lo que me dijeron la última vez que nos encontramos en la plaza de la Ciudadela?

Al escuchar esas palabras, Fabiola y Virginia se pusieron pálidas.

Fabiola fue la primera en reaccionar, forzando una sonrisa: