En cuanto terminó de hablar, hasta Estefanía miró sorprendida a Alejandra, con un brillo de admiración en los ojos.
—Marcela, tu nieta sí que sabe guardar sus talentos —exclamó, llena de elogios.
Al escuchar eso, Alejandra no pudo ocultar la satisfacción en su mirada y le lanzó una mirada triunfante a Úrsula, que en ese momento bebía agua con toda tranquilidad.
Ni siquiera hacía falta pensarlo mucho: Úrsula seguro se estaba muriendo de envidia, ¿no?
¡Ja!
Y eso que aún no sabía lo que venía, algo que la haría sentirse todavía más celosa.
Después de ese comentario, Estefanía volteó hacia Luna.
—Luna, sí que sabes criar. Tienes una hija de primera.
Luna sonrió amablemente.
—Señora, de verdad que me halaga demasiado.
Alejandra miró a Marcela y, con un tono casual, soltó:
—Por cierto, abuela, hoy invité al director Hernández de AlphaPlay Studios a pasar la tarde en casa. ¿No querías platicar con AlphaPlay Studios sobre una posible colaboración? Creo que hoy es el mejor momento para hablar con él tranquilamente.
Marcela no pudo ocultar su asombro.
—¿Ale, dices que el director Hernández viene hoy?
—Así es —asintió Alejandra, segura de sí misma.
Había planeado todo a la perfección: justo hoy, con Estefanía y Francisca presentes, quería que ambas vieran lo lejos que podía llegar.
Francisca no salía de su asombro.
—¿AlphaPlay Studios? ¿Te refieres a la empresa de "Leyendas del Alba"?
—Exactamente. Ellos son los que publicaron "Leyendas del Alba" —respondió Alejandra, como si no le afectara en lo más mínimo.
Francisca no tardó en añadir, emocionada:
—¡Yo soy jugadora nivel 5 de "Leyendas del Alba"! Me encanta la señorita Méndez de AlphaPlay Studios. Ale, si conoces al director Hernández... ¿entonces también conoces en persona a la famosa y misteriosa señorita Méndez?
Los fans de "Leyendas del Alba" no podían evitar sentir curiosidad por la misteriosa señorita Méndez.
—Claro que la conozco. De hecho, somos mejores amigas. Hace poco me invitó a hacer un viaje juntas —respondió Alejandra, casi sin pensar. Total, ya conocía a Javier, así que conocer a la señorita Méndez era cuestión de tiempo.
Estaba segura de que, en poco tiempo, la señorita Méndez sería su mejor amiga.
Francisca continuó con la interrogante que rondaba en internet:
—Oye, dicen que la señorita Méndez es muy joven, ¿es cierto? ¿Cuántos años tiene?
—La señorita Méndez acaba de cumplir cuarenta años —dijo Alejandra, muy segura, porque se había tomado la molestia de buscar el dato.
Úrsula, que en ese momento tomaba agua, se atragantó al escucharla y la miró incrédula.
—¿Estás segura de que la señorita Méndez ya tiene cuarenta años?
Alejandra, al ver la reacción de Úrsula, soltó una carcajada interior.
¡Mira nada más la cara que puso! ¡Qué fácil era sacarla de sus casillas!
Seguro que la envidia la estaba carcomiendo por dentro.
—Por supuesto que es cierto. ¿A poco crees que lo inventaría? Si hasta somos como hermanas —Alejandra le lanzó una mirada altanera a Úrsula, disfrutando cada segundo—. Ami, sé que admiras mucho a la señorita Méndez. No te preocupes, al final de cuentas, somos primas de sangre. Cuando sea el momento, te la voy a presentar.
Francisca ya estaba completamente fascinada con Alejandra.
—Ale, eres la joven más impresionante que he conocido de una familia de renombre.



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