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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 471

Las palabras de Carina Aguilera rebosaban arrogancia.

En este mundo, los débiles siempre han tenido que doblegarse ante los fuertes.

¿Y qué si ella se había equivocado?

Ahora era la prometida de Santino Gómez, ¡el heredero de Héctor Gómez y Carla, de la familia Gómez de Río Merinda!

Los Gómez eran, para todos los efectos, los dueños de todo Río Merinda. Santino, por su parte, era un hombre fuera de serie; a su corta edad, su fortuna ya superaba las doce cifras, un verdadero magnate.

Por lo tanto, en su mente, Dominika Galván y Úrsula Méndez no tenían más opción que disculparse con ella.

Dominika frunció el ceño, sintiendo una profunda molestia.

—¿Escuché bien? ¿Tú cometes el error y quieres que yo me disculpe? —replicó—. Me parece que eres tú la que debe disculparse y pagarme el vestido. Esta prenda me costó trece mil quinientos pesos y hoy era la primera vez que la usaba. Ya quedó inservible. Te haré un descuento, ¡transfiéreme trece mil!

El vestido de Dominika era de seda pura, una tela que no podía mojarse. No era más que una prenda de vestir y, en otras circunstancias, no le habría dado importancia. Pero ahora, si no se hacía respetar, Carina pensaría que podía pisotearla. Si al menos su actitud hubiera sido diferente, lo habría dejado pasar. Pero Carina actuaba con un descaro que rayaba en lo absurdo.

¡Era el colmo!

—¡¿Qué?! —Carina la miró con los ojos desorbitados.

¿Dominika se atrevía a exigirle dinero?

En San Albero, nadie se había atrevido a hablarle de esa manera. Desde las más altas autoridades hasta los empresarios más adinerados, todos la trataban con respeto y la llenaban de halagos, temerosos de ofenderla. Al fin y al cabo, estaba a punto de ir a la casa de la familia Gómez para conocer a sus futuros suegros.

En un mes era el cumpleaños de Eloísa, la matriarca, y Santino ya la había invitado personalmente, como su novia oficial, a la celebración. En esa fiesta, Eloísa la presentaría ante todos como la futura esposa de su nieto.

El motivo principal por el que Carina estaba en el centro comercial era precisamente para buscarle un regalo a Eloísa. Era su primera visita a la casa de los Gómez, ¡y debía ser memorable!

Pero ahora, estas dos muchachitas salidas de la nada se atrevían a desafiarla.

Carina soltó una carcajada, una mezcla de incredulidad y desprecio.

—¿Ustedes dos saben quién soy yo?

Estaba segura de que si estas dos mocosas se enteraban de que era la prometida del heredero de los Gómez, se morirían del susto.

—¡Me importa un bledo quién seas! —exclamó Dominika, con las manos en la cintura—. Arruinaste mi vestido y tienes que pagar. Hoy no te vas sin pagar, así baje Dios a decírmelo.

—Exacto —secundó Úrsula, firme al lado de su amiga—. No importa quiénes sean, deben responsabilizarse por sus actos.

Carina señaló a Dominika con el dedo.

—Te aconsejo que lo pienses mejor. Hay decisiones de las que no hay vuelta atrás. Si me ofendes, te aseguro que no te irá nada bien.

—No hay nada que pensar. ¡Paga! —insistió Dominika, extendiendo la mano.

Gloria Millán, la acompañante de Carina, dio un paso al frente.

—¡Dominika! ¿Estás ciega o qué? ¿Sabes quién es el novio de Cari? Si él se entera de esto, ¡puedes dar por quebrado al Grupo Galván!

Al oír esto, Carina cruzó los brazos, con una expresión de triunfo en el rostro.

Capítulo 471 1

Capítulo 471 2

Capítulo 471 3

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