La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 560

Dicho esto, Alejandra tomó la mano de Estela.

—Estela, no te alteres tanto.

Estela le levantó el pulgar a Alejandra.

¡Hay que reconocer que Alejandra era increíblemente serena!

Probablemente tardaría mucho en alcanzar ese nivel de compostura.

Luego, Alejandra se giró hacia Luna.

—Y usted, mamá, sé que le gusta presumir, ¡pero yo prefiero ser discreta! ¡No vaya por ahí contándole a todo el mundo lo de la placa de jade!

Alejandra lo decía con segundas.

Al fingir que no quería que Luna lo contara, en realidad, pretendía que la noticia se extendiera como la pólvora.

Estela, reprimiendo su asombro, miró a Alejandra.

—Por cierto, Ale, cuando recibas la placa de jade, ¿me la dejarás ver? Solo la he visto en libros.

—Por supuesto —asintió Alejandra—. Y no solo te la dejaré ver, también te presentaré a la señorita Ramsey.

—¿De verdad? —exclamó Estela, emocionada.

¡Era Bianca!

Estela solo aspiraba a poder cruzar unas palabras con ella en la merienda de Alejandra.

No se esperaba que Alejandra fuera a presentársela.

¡Era una sorpresa increíble!

No se esperaba que Alejandra fuera tan generosa.

—Sí —sonrió Alejandra—. Eres mi buena amiga.

Estela la abrazó.

—¡Ale, gracias!

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