La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 623

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Las palabras de Álvaro transportaron a Marcela cuarenta años atrás. El nacimiento de Luna había sido una pesadilla: un parto complicado, una hemorragia masiva. Estuvo dos días luchando entre la vida y la muerte para traerla al mundo. Precisamente por eso, porque casi le cuesta la vida, siempre había consentido a su hija mayor en todo. Incluso después de casada, le permitió seguir viviendo en casa.

—Sí, claro que me acuerdo —dijo Marcela, con los ojos enrojecidos—. Casi me muero para dar a luz a esa malnacida. ¡Si hubiera sabido en lo que se convertiría, ojalá no hubiera nacido!

Pero, ¿quién puede predecir el futuro?

Álvaro había planeado guardar ese secreto para siempre, pero la situación no le dejaba otra opción.

—Mamá —dijo, mirando a su madre a los ojos—, la verdad es que… mi hermana murió al nacer por falta de oxígeno. Papá, temiendo que la tristeza te consumiera y cayeras en una depresión de la que no pudieras salir, mandó a buscar un bebé a un orfanato. Te hizo creer que esa niña era la que habías dado a luz. Esa niña… es Luna.

El tiempo pareció detenerse. Marcela no sabía cómo reaccionar. ¿Su hija había muerto? ¿Luna era solo una sustituta de un orfanato? Jamás imaginó que una historia de telenovela pudiera ocurrirle a ella.

Respiró hondo, luchando por mantener la calma.

—Álvaro, ¿no me estás mintiendo?

—No, mamá —suspiró él—. Papá me lo confesó en su lecho de muerte. Ya en ese entonces se había dado cuenta de la ambición desmedida de Luna y me advirtió que tuviera cuidado. La culpa es mía por no haberle hecho caso.

Ahora, Álvaro se arrepentía profundamente. Si tan solo hubiera escuchado a su padre, nada de esto habría pasado.

Marcela no sabía cómo procesar la noticia. Con razón. Con razón Luna no sentía ningún afecto de hermana. Se llevó una mano al pecho y rompió a llorar, temblando.

—¡Viejo, viejo! ¡Cómo pudiste ocultármelo! ¡Me engañaste de la peor manera!

Si no fuera por las palabras de su hijo, seguiría viviendo en la ignorancia.

Al ver que todos sus secretos habían sido revelados, Luna se levantó del suelo con una carcajada amarga y miró a Marcela con odio.