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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 645

Quien la había chocado era un joven con una gorra, de su misma edad. Levantó la vista y la cruzó con la de una mujer de mediana edad que estaba a unos metros. La mujer entrecerró los ojos y asintió. Al recibir la señal, el joven se inclinó para disculparse.

—Lo siento mucho, señorita, de verdad.

Recogió la bolsa que se había caído y se la entregó. Al hacerlo, reconoció el rostro de Alejandra.

—Usted… ¿es la señorita Garza? —preguntó, sorprendido.

—¿Y tú eres…? —dijo Alejandra, frunciendo el ceño. No recordaba haberlo visto nunca.

—Permítame presentarme. Mi apellido es Beltrán. Me llamo Omar Beltrán —dijo, tendiéndole la mano—. Trabajo en el sector de la joyería, soy colega de su hermano, el señor Pedro. Nos vimos en una recepción el año pasado, no sé si se acordará.

Alejandra negó con la cabeza.

—La gente importante tiene muchas cosas en la cabeza, es normal que no se acuerde —dijo Omar, sin mostrarse ofendido—. Qué casualidad encontrarla aquí. El destino nos ha unido. ¿Tendría el honor de invitarla a almorzar?

Alejandra lo miró, con un brillo en los ojos. Antes, no se habría dignado a comer con un don nadie como él. Pero las cosas habían cambiado. Ahora no tenía nada. Tenía que aprovechar cualquier contacto que se le presentara.

—Ya que el señor Beltrán es tan amable, acepto la invitación —dijo con una sonrisa.

—Señorita Garza, por aquí —dijo Omar, inclinándose ligeramente.

Alejandra dio un paso al frente y él la siguió.

—Señorita Garza, en el sexto piso hay un restaurante con jardín en la azotea. ¿Le parece bien que comamos allí?

—De acuerdo.

Por un momento, Alejandra se sintió de nuevo como la gran señora de la mansión Solano.

Pronto, sus figuras desaparecieron. La mujer de mediana edad que los observaba se dirigió al hombre que estaba a su lado.

—Señor Zambrano, ¿de verdad cree que Alejandra traicionará a Pedro y se unirá a nosotros? He oído que son como hermanos.

—Alejandra ahora no tiene nada —dijo Sergio Zambrano con una sonrisa—. Es fácil acostumbrarse a los lujos, pero difícil renunciar a ellos. Tranquila, no dejará pasar esta oportunidad de recuperarse.

Eran ochenta millones. Con su situación actual, probablemente no ganaría esa cantidad en toda su vida.

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