A los ojos de la abuela Blanco, su hijo era el hombre más perfecto del mundo, sin un solo defecto.
Emiliano siempre había sido excelente, nunca le había dado un solo problema.
A los diecinueve años ingresó en una universidad de medio pelo, no como Úrsula, que a sus veinte años apenas presentaba el examen de admisión.
Aunque consiguió una beca directa, ¿quién sabía cuánta trampa había en eso?
La abuela Blanco conocía muy bien el sistema educativo del país: bastaba con donar un edificio a la escuela para que te dieran un lugar.
Así que, sin duda, la beca de Úrsula se había conseguido de esa manera.
Si Úrsula fuera tan brillante, no habría esperado hasta los veinte años para hacer el examen.
Úrsula no se podía comparar con Emiliano.
¡Hay que recordar que Emiliano había entrado a esa universidad de medio pelo por méritos propios!
Puede que no sonara a mucho, pero aprobar el examen no era tarea fácil. Si no, ¿por qué habría tantos técnicos y estudiantes de formación profesional?
Por eso, Emiliano siempre fue el orgullo de la abuela Blanco. Su hijo era tan brillante que seguro se convertiría en un magnate de los negocios.
Zaida miró a la abuela Blanco.
—Mamá, ¡creo que estás sobreestimando a mi hermano! No olvides que la señorita Solano, además de ser la única heredera de las familias Solano y Gómez, también es la benefactora de la familia Ramsey del País del Norte.
La aparición de Bianca en la fiesta de los Solano y el regalo del medallón de jade a Úrsula eran de conocimiento público.
Dicho esto, Zaida continuó:
—Mamá, la familia Ramsey es de la nobleza del País del Norte. La señorita Solano, al tener su medallón, tiene un estatus similar al de un noble. ¡Ahora sí que me preocupa que ella y los Solano no acepten a mi hermano!
Al fin y al cabo, aparte de ser divorciados, en todo lo demás, Emiliano parecía estar por debajo de Úrsula.
Al escuchar esto, la abuela Blanco se molestó aún más y miró a Zaida.
—Se convirtió en una persona importante para los Ramsey solo porque los Gómez de Río Merinda tienen buenas relaciones con ellos. No tiene nada que ver con ella. Las mujeres y los hombres son diferentes. Un hombre divorciado puede casarse con alguien mejor, ¡pero una mujer divorciada ni siquiera sabe si volverá a casarse!
—¡Debería dar gracias de que tu hermano la acepte! Lo que no sé es si a tu hermano le gustará.
Así es.
Lo que preocupaba a la abuela Blanco era que a su hijo no le gustara Úrsula, no que Úrsula no aceptara a Emiliano.
Zaida: «…».
La abuela Blanco continuó:
—Zaida, créeme, si yo voy personalmente a proponer esto a los Solano, no solo Úrsula tendrá que dar gracias, sino que los Solano me lo agradecerán de rodillas.
—Una mujer de segunda mano como ella, ¿con qué clase de hombre podría casarse? Ya es mucho que encuentre a alguien. ¡Tu hermano se convertirá en el próximo señor Ayala!
Si se hablaba del hombre más distinguido de Villa Regia, sin duda era Israel.
No solo en Mareterra, sino a nivel internacional, era uno de los más importantes.
Para Úrsula, casarse con el próximo señor Ayala sería una bendición.
Zaida sonrió.
—¿El próximo señor Ayala? Mamá, ¿sabes cuántos años tenía el señor Ayala cuando se hizo famoso? ¡Y mira cuántos años tiene mi hermano!



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