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La Esposa que Quemó su Pasado romance Capítulo 43

—Está bien —dijo Tobías—, si yo digo que sí, entonces sí.

Nerea soltó una risa desdeñosa.

—Pero yo no quiero.

La mirada de Tobías, que hasta entonces le había resultado cálida, se fue endureciendo poco a poco hasta volverse cortante, como si de pronto se hubiera helado el ambiente.

—Nere, no me obligues.

—¿Y dónde está Isidora? —le preguntó Nerea.

—En la habitación de al lado.

Nerea no dudó ni un segundo, se dispuso a ir de inmediato.

Tobías reaccionó de inmediato, se puso de pie y, antes de que ella pudiera llegar a la puerta, volvió a cerrarla, bloqueándole el paso.

—¿Ahora qué quieres? —le reclamó Nerea, con el corazón acelerado.

—Nere, te lo pregunto por última vez: ¿te vienes conmigo o no?

—Ya sabes la respuesta —replicó ella sin vacilar—, ¿para qué insistes?

Tobías soltó una risa burlona.

—Bien, si así lo quieres...

Esta vez, fue él quien abrió la puerta de la habitación.

—Si tanto quieres ver a tu querida amiga, no voy a detenerte.

¿Desde cuándo se mostraba tan considerado? Algo no cuadraba. Nerea dudó por un segundo, pero la preocupación por Isidora pudo más que cualquier sospecha. Salió corriendo y abrió de golpe la puerta de la habitación de huéspedes.

Lo que vio le heló la sangre.

Yesenia estaba hecha un mar de lágrimas, acurrucada en una esquina con las manos y pies atados.

—Nerea, por favor... —suplicó Yesenia, la voz quebrada.

Nerea miró hacia la cama.

Isidora yacía ahí, completamente inconsciente. Su ropa había desaparecido, y solo le quedaban la ropa interior y una expresión ausente, perdida en la nada.

La voz de Tobías resonó desde el pasillo con un tono amenazante.

—Si no te vas conmigo, en cinco minutos las fotos de Isidora van a estar en todas las redes, encabezando las tendencias.

Nerea sintió que la sangre le corría al revés. El tiempo retrocedió, la imagen de aquel cuarto de hotel oscuro de hace años la golpeó de nuevo: Isidora, tirada e indefensa, con la ropa rasgada en jirones, convertida en un trapo en medio de la habitación...

Nerea tembló. Sin perder tiempo, abrió el clóset, sacó la cobija más gruesa que encontró y cubrió a Isidora por completo, asegurándose de que ni un centímetro de piel quedara expuesto.

La abrazó con fuerza, como si con ese gesto pudiera protegerla de todo lo malo, y entre sollozos le repetía:

—Ya estoy aquí, Isidora, ya pasó, todo va a estar bien... yo estoy aquí...

Capítulo 43 1

Capítulo 43 2

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