Karla estaba llena de preocupación.
No era por esos dos pequeños, porque con lo listos que eran, seguro que no se meterían en problemas ni se perderían. De hecho, seguramente volverían a buscarla en cualquier momento.
Lo que en verdad la tenía inquieta era cómo sacar a Nora de ahí.
¿Debería usar el mismo truco de antes?
¿Hacer que Úrsula viniera y se hiciera pasar por la madre de Nora?
Pero Úrsula seguía en Nación Bosque de Jade, y además tenía trabajo. Venir hasta acá no era nada sencillo.
Karla sentía que la cabeza le daba vueltas.
Miró a la pequeña, que levantaba los brazos pidiendo que la cargara.
Al final, Karla no pudo resistirse. Justo cuando estaba por tomar a Nora en brazos, vio de reojo cómo una figura alta y bien plantada se acercaba.
De inmediato, Karla tomó la mano de Nora y, con voz suave, le dijo:
—Nora, gracias por defenderme hace rato frente a la señora.
Nora, con esa viveza que tenía en la mirada, entendió de inmediato y agitó la manita.
—Señorita, no tiene que agradecerme. Mi mamá me enseñó que no se debe mentir, así que solo dije la verdad por usted.
Bastián llegó justo en ese momento y escuchó la conversación. No notó nada raro, así que no sospechó.
—Señor —llamó Nora al verlo, girando la cabeza.
—Ajá —respondió Bastián, dejando ver una expresión más relajada—. ¿No te preocupa no poder contactar a tu mamá?
—Mi mamá siempre está ocupada, es normal que no conteste.
—¿Y no te da miedo quedarte conmigo? ¿No piensas que puedo ser una persona mala? ¿No temes que te lleve lejos?
—¿Usted es una persona mala? —le reviró Nora, muy seria.
Bastián no contestó, solo levantó una ceja, intrigado.
Nora siguió:
—Aunque lo fuera, aquí en el aeropuerto hay cámaras por todas partes. Si me lleva y desaparezco, los policías seguro me encuentran y me regresan.
Bastián no pudo evitar sonreír.
Qué niña tan lista.
—Sigo intentando contactar a tu mamá. Cuando lo logre, te llevo de regreso.

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