La Exesposa Millonaria Bajo el Velo romance Capítulo 42

—Ajá —dijo el viejo, asintiendo con la cabeza.

Una prueba de paternidad y todo quedaría claro.

Bastián no contestó de inmediato; con el ceño fruncido, se hundió en sus pensamientos.

—Hasta ahora no han logrado localizar a la madre de Nora, Karla regresó y Nora apareció sola en el aeropuerto de Ciudad Miraflores… Eso ya es bastante sospechoso —el viejo habló despacio, casi meditando cada palabra.

Bastián arrugó la frente.

Las dudas estaban por todas partes.

Pero, detrás de cada una, también había una explicación razonable.

—Yo opino que, si ya hay dudas, hay que hacer la prueba de paternidad. Y si resulta que fue solo un malentendido, no pasa nada.

El viejo tenía razón.

Con una simple prueba se resolvía cualquier incertidumbre.

Entonces, ¿por qué no hacerlo?

Bastián asintió.

—Ya entendí.

Dicho eso, se levantó y salió del cuarto.

Tamara, que estaba espiando, se escondió rápidamente. Solo hasta que escuchó la puerta cerrarse, se atrevió a salir del cuarto contiguo.

¿Prueba de paternidad?

¿Nora? ¿Karla?

¿De qué estaban hablando?

¿Bastián y el viejo sospechaban que Nora era la hija que Karla había perdido años atrás?

Tamara entrecerró los ojos.

Claro, recordaba perfectamente cuando Karla protegió a esa mocosa del agua hirviendo. En ese momento, la niña le gritó "¡mamá!".

¡Mamá!

En ese instante, Tamara sí se había extrañado, pero pensó que era un reflejo de miedo, un impulso instintivo de la niña buscando protección, así que no le dio importancia.

Pero ahora, después de escuchar la conversación entre Bastián y el viejo, todo le parecía raro.

La reacción de Karla también había sido extraña; se notaba que la niña le importaba mucho.

Y esa mocosa incluso defendió a Karla.

Cada vez había más cosas que no cuadraban.

No, si de verdad esa niña resultaba ser la hija de Karla… ¿qué iba a hacer entonces?

Tenía que averiguarlo.

En ese momento sonó su celular. Tamara revisó la pantalla y, asegurándose de estar sola, contestó en voz baja.

—Señorita, ya investigamos lo que pidió. Esa mujer, Karla, todavía tiene familiares en Ciudad Miraflores: su tío y su tía, junto con sus hijos. Dicen que no se llevan nada bien.

—Perfecto. Búscalos y haz que se reúnan conmigo. Quiero verlos.

Tamara colgó.

Sus ojos, oscuros y afilados, se llenaron de malicia.

Podía usar a esa familia para vigilar a Karla. Es más, podía manipularlos para que le hicieran la vida imposible. De cualquier manera, no pensaba perdonar a Karla.