—¿Cómo que Thiago desapareció? —Fernanda se alarmó instantáneamente—. ¿No iba a la fiesta de cumpleaños de un compañero?
—Dejó su reloj con GPS y su celular en casa —explicó André—. Seguro no quería que lo encontráramos.
—¿Ya le preguntaste a Araceli Vargas? Thiago se lleva muy bien con ella.
—Todavía no, pero voy a llamarla ahorita.
Thiago era el adorado nieto de Fernanda, quien no podía quedarse de brazos cruzados.
—Avísame si sabes algo... Mejor voy a buscarlo con Luana.
Tras colgar, André marcó inmediatamente el número de Araceli, quien se sorprendió al recibir su llamada.
—Thiago no está conmigo... ¿Qué? ¿Se escapó?
La ansiedad se apoderó de ella como una garra. Si algo le ocurría a Thiago, perdería su oportunidad de acercarse a André. Al fin y al cabo, manipular a un niño siempre resultaba más sencillo que a un adulto.
Después de meditar unos instantes, Araceli insinuó con delicadeza:
—André, ¿no crees que tal vez Sabrina se lo llevó?
André arrugó el entrecejo con evidente molestia.
—Belén dice que Thiago se fue solo, nadie vino por él.

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