La Heredera del Poder romance Capítulo 1189

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Leslie asintió con la cabeza, “Yo también quiero cambiarme”.

“Pues vamos a cambiarnos”.

Al ver que Lys y Leslie volvían a sus habitaciones para cambiarse, Gabriela también regresó a su cuarto para ponerse otra prenda. Se puso un abrigo color vino, complementado con una bufanda caqui. Su cabello negro y largo caía uniformemente sobre su espalda, haciendo que su rostro, ya de por sí blanco y luminoso, pareciera aún más pálido y transparente. Caminando entre la nieve blanca, parecía una flor de ciruelo roja floreciendo contra el viento. Deslumbrante y llamativa.

Cuando Lys y Leslie terminaron de cambiarse y salieron, Gabriela ya había llevado el coche hasta la puerta de la casa. A pesar de la nieve, Gabriela no conducía despacio. Aceleró por el camino y pronto llegaron al restaurante acordado.

Debido a la nieve, había mucha gente en el restaurante comiendo barbacoa. El humeante caldo rojo y aceitoso reflejaba las caras sonrientes de la gente, ya con un toque festivo.

“¡Este restaurante de barbacoa está tan lleno!” dijo Leslie.

Lys asintió, “En realidad, el sabor de barbacoa de Puente Doble es normal; mucha gente viene por el servicio que ofrecen”.

Justo cuando Lys terminó de hablar, un camarero se acercó con entusiasmo, “¡Bienvenidos! ¿Tienen reserva?”

Gabriela asintió ligeramente, “Sí, tenemos una reserva. ¿Ha llegado el Sr. Zesati?”

Al escuchar el nombre del Sr. Zesati, un gerente cercano vestido de traje se apresuró a saludar, “Ah, son los invitados del Sr. Sebas, por favor, síganme”.

Gabriela siguió al gerente. El gerente los llevó al tercer piso. A diferencia del bullicioso primer piso, el tercer piso era tranquilo y elegante, con chicas vestidas con trajes tradicionales tocando el laúd. Los sonidos cristalinos flotaban en el aire como música celestial.

Leslie dijo en voz baja, “Este lugar es hermoso”.

Lys respondió, “He venido muchas veces a Puente Doble, pero esta es la primera vez que sé que también sirven a los invitados en el segundo piso”.

Leslie, sorprendida, preguntó, “¿Antes no atendían a los clientes en el segundo piso?”

Lys asintió.