La Heredera del Poder romance Capítulo 3148

—Sí, ya lo pensé bien —asintió Cecilia.

Como ya había hablado claro con Lucas, decidió no darle más vueltas al asunto.

De ahora en adelante.

Su única identidad sería la de Cecilia, sin ninguna relación con Lucas.

Y si acaso había una, sería la misma que se tiene con un desconocido.

Selena sonrió y le dijo: —Buena chica, Cecilia, tu buena suerte apenas está por comenzar.—

Los ojos de Cecilia reflejaban una decisión firme.

En ese momento, sonó una notificación de Facebook.

Cecilia bajó la mirada a su celular.

Era un mensaje de Luka por Facebook.

—¿Quién te escribió? ¿Es Lucas? —preguntó Selena.

—No —negó Cecilia con la cabeza—, es Luka.—

—¿Luka? —por un instante, los ojos de Selena brillaron de emoción, y enseguida le aconsejó—: Entonces habla bien con él, cuida lo que digas y no dejes que Luka sospeche nada.—

—Sí —Cecilia asintió otra vez.

Mientras tanto.

Lucas terminó todos sus pendientes y se dejó caer en el sofá, agotado.

Se sentía fatal.

Con Cecilia, él de verdad había entregado el corazón. Hasta había pensado en los nombres de los hijos que podrían tener.

Se había imaginado muchísimas posibilidades para su futuro juntos.

Lo único que nunca contempló fue la ruptura.

La palabra “separación” le parecía algo muy lejano entre ellos.

Pero todo había pasado tan de golpe ese día.

Lucas se frotó el puente de la nariz y las lágrimas le brotaron de los ojos, sin que pudiera evitarlo.

De pronto, como si se le encendiera una chispa de esperanza, tomó el teléfono y marcó el número de Cecilia.

No lo podía aceptar, no podía creer que Cecilia realmente quisiera terminar.

Quizá todo era una broma, una tontería.

Pero el tono de línea ocupada del otro lado le dejó claro a Lucas que Cecilia ya lo había bloqueado.

No había más posibilidades.

Entre ellos, de verdad, ya no quedaba nada.

Lucas colgó.

Apenas dejó el teléfono, sonó de nuevo.

¿Sería Cecilia?

En sus ojos apagados se encendió una luz de esperanza y tomó el celular, pero al ver quién llamaba, la desilusión le cayó encima otra vez.