La Heredera del Poder romance Capítulo 961

Delia sonrió y se sentó frente a Soledad. "Sole, ¿aún dudas de mí?"

Soledad, revolviendo su café con una cucharilla de plata, respondió, "Si no confiara en ti, no te habría buscado."

Delia levantó su taza hacia Soledad. "Gracias por confiar en mí, Sole."

Soledad también levantó su taza. El aire resonó con el sonido claro de sus tazas chocando.

Soledad tomó un sorbo de café. "Delia, este asunto no puede tener ningún error."

"Lo sé," asintió Delia.

...

Después de encontrarse con Delia, Valeria fue a comprar verduras al supermercado. Compró las verduras favoritas de Jana. El supermercado vendía solo productos orgánicos, y aunque solo compró un poco, gastó cientos de dólares. Al pagar, Valeria frunció el ceño ligeramente. El dinero que Jana le había dado ya casi se había acabado. Si Jana seguía viviendo con ella y los gastos superaban los ingresos, pronto tendría que enfrentarse a tiempos difíciles.

En el camino al supermercado, Valeria pensó mucho. Durante estos días, planeaba mantener a Jana contenta. Si Jana decidía dejarle el 50% de las acciones del Grupo Lozano, ella esperaría pacientemente. Pero si Jana no mostraba intenciones de hacerlo, tendría que tomar la iniciativa.

Al llegar a casa, Valeria se puso a cocinar personalmente. La cocina del apartamento era de concepto abierto. Jana, sentada en el sofá del salón, miraba a Valeria trabajar y se sentía profundamente conmovida. Ni su propio hijo, nieta, ni nieto le habían preparado nunca una comida. Pero Valeria lo había hecho.

"Vale, ¿necesitas ayuda?" Jana se acercó a Valeria.

Valeria sonrió y levantó la vista. "No hace falta, abuela. Por favor, vaya al salón, el humo de la cocina es demasiado."

Jana insistió. "Si tú no te preocupas, ¿por qué debería hacerlo yo?"

Valeria salió y empujó a Jana hacia el salón. "Es diferente, usted es mayor, yo soy joven."

"Qué niña tan tonta," dijo Jana. "No estoy hecha de oro."

Para Valeria, "Usted es oro para mí."

Jana se sintió muy halagada. Una hora más tarde, Valeria había preparado tres platos y una sopa. Para atender a Jana, Valeria había cocinado los platos especialmente suaves. Jana notó estos detalles y quedó aún más satisfecha con Valeria.

Después de cenar, Jana le dijo a Valeria, "Vale, voy a dar un paseo abajo para ayudar a la digestión."

Valeria se levantó. "Te acompaño."

"No es necesario," Jana movió la mano. "Puedo ir sola."

Marta dejó a un lado su yogur y miró a la abuela Zesati. "Abuela, ¿alguna vez se ha preguntado por qué la abuela Jana prefiere ayudar a Valeria, esa forastera, en lugar de a su propia nieta? ¿Realmente todo es culpa de la abuela Jana? No hay mosca que se pose en un huevo sin fisuras."

Es obviamente un problema de Gabriela. ¿Tiene algo que ver con Jana? Si Jana fuera realmente tan confundida, ¿cómo es que todos sus hijos han salido tan exitosos?

La abuela Zesati dijo directamente: "¡Porque está loca!"

Marta sonrió. "Pero yo veo que la abuela Jana está bastante lúcida."

¿Lúcida? Si Jana estuviera lúcida, ¡entonces no habría una persona sensata en este mundo!

La abuela Zesati captó el subtexto en las palabras de Marta y entrecerró los ojos. "¿Qué insinúas con ese tono sarcástico?"

"No insinúo nada." Marta sonrió. "Usted está pensando demasiado, abuela."

La abuela Zesati continuó mirando a Marta, seria. "Marta, sé lo que estás pensando, ¡me doy cuenta tan claro como el día! No quiero meterme en tus asuntos con esa mujer, ¡ni quiero preguntar! Pero si te atreves a tener intenciones hacia mi nieta política, ¡mejor que no me faltes al respeto! ¡No soy una tonta como Jana!"

La abuela Zesati no era ninguna tonta, conocía muy bien los trucos de Marta. De hecho, Marta era un poco ingenua. Dejándose engañar por Verónica y ni siquiera darse cuenta.

Marta frunció el ceño. "Abuela, realmente no tengo otras intenciones. ¡Usted está pensando demasiado! Y por cierto, no hable así de Verónica. ¿No es ella bastante buena? ¿Por qué tiene un problema tan grande con ella?"