La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1198

El cuerpo de Nicole se derritió hasta convertirse en un charco, completamente carente de fuerza. Todo su cuerpo estaba controlado por Clayton.

Se sorprendió al ver que él actuaba como una persona diferente. Bajo esa fachada cálida y amable se escondía un leopardo que había pasado hambre durante mucho tiempo.

Nicole, en cambio, era la presa.

En algún momento, ella fue presionada contra el sofá. El gran sofá se hundió ligeramente, dejándola en trance por un momento.

Abrió los ojos llorosos para ver a Clayton inclinado sobre ella, con una mano girando un mechón de su cabello y la otra acariciando su cintura.

Cada lugar que tocaba le ardía, haciéndola sentir un cosquilleo y un escalofrío. Su cuerpo temblaba.

Ella se esforzó por contener la respiración para calmarse. Levantó la mirada y se encontró con los sombríos y oscuros ojos de Clayton y al instante se sintió derrotada.

Sus ojos oscuros eran francamente posesivos y contenían una intensa mesura.

Ella podía sentir que él cuerpo de él estaba caliente y tenso, y que algunos lugares reaccionaban también.

Nicole trató desesperadamente de ignorar los cambios en su cuerpo para no sentir repulsión.

Ella no era conservadora, pero podía sentir que Clayton siempre se contenía en el momento en que perdía el control. Le sorprendía su mesura.

Según Yvette, una vez que un hombre se metía en la cama, olvidaba hasta su propio nombre y se convertía en un animal.

Sin embargo, ese no era el caso con Clayton, quien la miraba con calidez y mesura. Él no podía soportar despreciar sus sentimientos.

Era como si nunca la tocaría a menos que ella dijera explícitamente “Está bien”.

En medio de su aturdimiento, él bajó de repente la cabeza y le mordió los labios.

“¿Estás perdida en tus pensamientos?”.

Su voz era ronca y seductora.

Nicole siseó de dolor y se estremeció mientras él miraba con avidez sus brillantes y deliciosos labios rojos.

Una de sus manos se deslizó por su delgada cintura como si cada pulgada de su piel era una preciosa obra de arte.

Se movía con mucha gentileza, pero no podía evitar sentir su cuerpo meticulosamente.

Ella lo soltó y bajó, mirando el movimiento de su nuez de Adán.

Sus labios fríos y húmedos tocaron ese lugar por un momento e hicieron que el hombre se pusiera rígido y se tensara.

Sus manos errantes incluso se olvidaron de moverse.

Nicole sintió el resultado de sus acciones.

Estaba muy satisfecha.

Nicole lo besó suavemente, atacando el mismo punto y atormentando intermitentemente cada uno de sus nervios.

Clayton finalmente no pudo contenerse. Sentía que iba a explotar.

Su voz era aún más baja y ronca que antes. “Nena…”.

Su nuez de Adán se movió en el momento en que habló, y Nicole sintió que descubría algo increíble. Esa sensación de vibración era fascinante.

Ella emitió un suave zumbido como respuesta.