Você está lendo Capítulo 1464 Es bueno que estés en silencio do romance La Heredera Divorciada Billonaria. Visite o site booktrk.com para ler a série completa de La Heredera Divorciada Billonaria, do autor Internet, agora. Você pode ler Capítulo 1464 Es bueno que estés en silencio online gratuitamente ou baixar um PDF grátis para o seu dispositivo.
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Angie estaba acostumbrada a ver guerras y muertes. Cuando estaba en el extranjero, no era raro encontrarse con terroristas, así que no le asustaba la amenaza de Eric.
Ella solo había dicho algo molesto para él, así que él simplemente estaba haciendo una pequeña rabieta.
Angie podía entenderlo.
Cuando ella volvió en sí, extendió la mano para jalar el cuello de Eric hacia ella.
Su rostro también era muy desafiante.
Dijo con voz ronca y tranquila: “Eric, no estoy bromeando contigo. ¿Quieres hablar con él por teléfono?”.
Mirando la cara fría de Eric, Angie extendió la mano y tomó su teléfono que estaba a un lado.
Luego marcó un número. Una voz masculina desconocida habló.
"Señorita, ¿cuál es la orden?".
"¿Sigue vivo?".
"Sí”.
Angie miró a Eric y frunció los labios. “Deja que responda la llamada”.
En el siguiente segundo, una voz temblorosa y temerosa sonó del teléfono.
"¡Ayuda! Eric, soy yo, Papá. ¡Ayúdame! ¡Soy Charles Ferguson! No importa cuánto dinero quieran, no negocies con ellos. ¡Date prisa y sácame! Estoy enfermo otra vez, y aquí hay una guerra…”.
La voz de Charles Ferguson era extremadamente miserable y carecía de su habitual firmeza.
Eric entrecerró sus ojos agudos.
El punto de esta llamada era que Charles Ferguson no estaba en Mediania.
Al segundo siguiente, Angie colgó el teléfono.
Los dos se miraron. La sonrisa significativa de Angie se profundizó.
Angie soltó a Eric, curvó los labios en una sonrisa fría y apartó lentamente a Eric para vestirse.
"Señor Ferguson, de ahora en adelante, la relación entre nosotros depende de mí”.
Angie era muy experta en obtener la ventaja, ya sea por coerción o sofismas.
Los golpes en la puerta eran apresurados y persistentes.
Eric se acercó y abrió la puerta. Su rostro era sombrío y aterrador.
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