La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1586

El doctor que estaba parado ahí no pudo soportar mirar más.

Su paciente solo quería abrazar a Nicole. ¿Por qué era tan difícil?

Bajo la reprimenda de Nicole, Kai soltó a Clayton emotivamente.

“Yo… ¡Le informaré a los demás!”.

Clayton se había despertado. ¡Podrían irse de este lugar inmediatamente!

El cielo estaba despejado después de la lluvia.

El Pequeño Michael sollozó y lo soltó, inclinando la cabeza hacia arriba para mirar a Clayton.

Su papá estaba mejor y su deseo se había hecho realidad, por lo que le daría la Señorita Bonita a su papá por ahora.

Después de todo, el paciente era lo más importante.

Clayton la observó parada allí sin moverse durante unos segundos de silencio.

Ellos se miraron, pero nadie volvió a hablar.

El próximo segundo.

Él sonrió y dio un paso adelante, pero ese paso fue algo difícil.

Su rostro se puso pálido al instante, diferente de su apariencia anterior.

Clayton casi perdía el equilibrio, pero justo cuando estaba a punto de caer, un cuerpo cálido y suave de repente saltó a sus brazos, sosteniendo su cintura.

Su pecho se estremeció y la abrazó con fuerza, incapaz de soltarla.

¿Cómo podría soportar dejarla ir?

Clayton había atravesado las puertas del infierno. Su conciencia solo había estado pérdida unos días, pero parecía que habían pasado años.

Él podía sentir a Nicole sentada a su lado de vez en cuando, sin decir una palabra. Ella solo estaba allí para que él estuviera tranquilo.

Sin embargo, él quería ver su rostro sonriente. Él quería tocar su cálida piel y participar en todos los aspectos de su vida.

Así que él se despertó.

Los dos aparentaban estar calmados en la superficie, como si fuera solo un abrazo largamente esperado.

Sin embargo, ellos sabían en sus corazones que las emociones que habían estado reprimiendo estaban resurgiendo.

Clayton de repente se rio débilmente y las comisuras de sus labios se curvaron en un arco. Él se alegraba de haber revivido después de un encuentro cercano con la muerte.

Él inclinó la cabeza hacia un lado y apoyó el mentón sobre el hombro de Nicole.

Él respiró ligeramente.

Todavía tenía ese olor familiar, dulce y suave. Un olor por el que estaba dispuesto a dar su vida.