La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1769

Las dos personas al centro de los chismes estaban ahora solas en la misma oficina. Aunque eran una pareja casada, esos rumores aún se consideraban como un asunto gracioso.

Al fin y al cabo, los chismes eran los que más llamaban la atención.

Lance no estaba satisfecho con la respuesta de Yvette y tenía la intención de llamar a alguien para que lo investigara.

Antes de que él marcara el número, Yvette le dijo sin rodeos: “No hace falta que preguntes. ¡En cuanto preguntes, la gente solo pensará que eres culpable!”.

“¿Qué quieres decir con eso?”.

Yvette enarcó las cejas, giró su silla muy despacio y sonrió.

“Tu asistente nos vio hace un momento abrazados en tu oficina y pensó que acabábamos de hacer un ejercicio intenso… ¡Ahora, este chisme está por toda la oficina!”.

La cara de Lance pasó del asombro a la sorpresa, y finalmente, se tensó.

Todo ocurrió en unos breves segundos.

Yvette lo encontró gracioso. Tenía que habérselo dicho antes porque su reacción era demasiado divertida.

Pensó en lo que acababa de preocuparse y pensó que no era nada.

¡La persona que realmente debería estar preocupada era él!

La cara de Lance se tornó sombría. Estaba extremadamente oscura.

“¡¿Lee difundió este rumor?! ¡Mejor que no venga a trabajar más!”.

Nunca había visto un asistente tan estúpido. No solo era poco comunicativo, sino que además le causó problemas al jefe.

Lance no podía soportarlo más.

Yvette apoyó la barbilla en las manos y se rio. “Olvídalo. Solo están bromeando. Además, estamos casados. No es que seamos una pareja secreta. ¡Pueden correr la voz si quieren!”.

Lance miró a Yvette con una expresión complicada. Apretó los dientes y se quedó callado.

Sin embargo, estaba claro que él no estaba tranquilo.

¿Cómo no iba a enojarse cuando había tales rumores sobre él y Yvette?

Cuando la Señora Quimbey llegó al vestíbulo, tenía la intención de llamar a Yvette para que se preparara.

Fiona se apresuró a detener a su mejor amiga.

“¡Es una visita sorpresa! Queremos saber cómo se llevan ahora. Si saben que iremos, tendrán la oportunidad de actuar, y eso no sería lo real. ¿No quieres ver cómo es la vida real de tu hija ahora?”.

La Señora Quimbey se sintió conmovida por estas palabras y siguió a Fiona con impotencia.

Desde luego, la recepcionista reconoció a Fiona de un vistazo. Era la madre del Señor Sheldon.

“Señora Sheldon, le informaré al Señor Sheldon en este momento…”.

Fiona sonrió y la detuvo. “No es necesario. Subiremos nosotras mismas”.

La recepcionista no se atrevió a detenerla y observó cómo las dos agraciadas y elegantes mujeres entraban juntas al elevador.

Aunque la recepcionista no conocía la identidad de la mujer que estaba junto a Fiona, a simple vista, esa mujer transmitía un aire poderoso. Su piel estaba muy bien cuidada y, al mirarla de cerca, no tenía el mismo aspecto que las amas de casa ricas comunes.

¿Qué era diferente entonces?