La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 2269

Los laboratorios de investigación en tierra también tenían sistemas de autodestrucción.

Era un mecanismo de seguridad en caso de que otros quisieran robar su investigación para hacer cosas peligrosas. Por lo tanto, la destrucción del laboratorio era mejor.

Sin embargo, también había reglas para eso. Al menos que fuera una guerra, este sistema nunca debería activarse.

Connor no esperaba que Sebastian también les robara este sistema.

El laboratorio submarino de Sebastian era básicamente una réplica del laboratorio en tierra.

Sin embargo, este dispositivo de autodestrucción no estaba colocado en ningún lugar con el que Connor estuviera familiarizado.

Connor inmediatamente se dio cuenta de que Sebastian planeaba destruir todas las pruebas.

Si ese fuera el caso, nadie sería capaz de encontrar este lugar y ver la sangrienta verdad.

Todos instantáneamente se pusieron alerta.

Connor llegó un paso tarde. Cuando entró en la sala, vio a Sebastian parado allí con un rostro pálido pero distorsionado. Sebastian tenía una sonrisa imprudente, cruel y resentida en su rostro.

“¡No crean que ustedes pueden irse hoy! ¡Todos ustedes pueden quedarse aquí y morir conmigo!”.

Sebastian también vio a Abel tirado en el piso.

La herida en el pecho de Abel era particularmente impactante.

En ese momento, Sebastian se dio cuenta de que una vez que se activaba el sistema, él mismo no podía escapar.

Sin embargo, era mejor morir aquí que ser llevado por Connor y los demás para ser juzgado e insultado.

¿Cómo entenderían esos idiotas su contribución a la humanidad?

Sebastian los miró fijamente con una mirada frenética en su rostro.

“¡Son demasiado conservadores con estos experimentos, por lo tanto, no podrán lograr el verdadero éxito incluso después de doscientos años! Yo lo logré, pero ustedes vinieron a derribarme. ¡Solo esperen! ¡Yo tampoco los dejaré ir!”.

Después de eso, un sonido como tictac salió de la nada.

Sonaba como un temporizador de cuenta regresiva.

Los ojos de Sebastian se pusieron más rojos.

La expresión de Connor cambió dramáticamente. Una vez activado el sistema, no se podía apagar.

A él no le importaba Sebastian e inmediatamente le gritó a la gente que estaba afuera.

“¡Regresen al barco y diles que se preparen para partir! ¡Solo queda un minuto antes de que este lugar explote! ¡Corran!".

Connor les gritó y todos se sorprendieron.

Los ojos de Leighton temblaban ferozmente e inmediatamente convocó a las personas que aún estaban buscando.

"¡Salgan! ¡Todos, retírense ahora!”.

De repente, la situación se volvió caótica.

Luca instantáneamente agarró la mano de Nicole. "Señorita, vamos...".

Nicole también comenzó a entrar en pánico.

Ella miró hacia atrás inmediatamente y sus ojos se pusieron rojos.

Sin embargo, Nicole y Jeff fueron separados por la multitud.

Ya había más de diez metros entre ellos.

Innumerables personas entre ellos salieron corriendo.

La silla de ruedas de Jeff era un estorbo para ellos.

Los transeúntes sentían que la silla de ruedas estorbaba, por lo tanto, la empujaron a un lado con fiereza.

Entonces, sin importar cómo Jeff intentaba maniobrar la silla de ruedas, era imposible abrirse paso entre la multitud que corría.

Había un poco de impotencia y desesperación en sus ojos.

Tal vez este era su destino: morir ante los ojos de ella.

Ya era una bendición para él poder volver a verla.

En el momento en que sus ojos se encontraron, vio que Nicole corría ansiosamente contra la multitud para llegar a él.

La expresión de Jeff cambió drásticamente.

"¡Corre! No mires atrás...”.

Él gritó a todo pulmón y casi agotó todas sus fuerzas.

El horror apareció instantáneamente en sus ojos.

Él no le tenía miedo a la muerte, pero tenía miedo de que ella muriera.

Nicole no lo dejaría atrás.

Ella parecía ansiosa y aterrorizada y Luca no podía detener a la multitud detrás de ella.

Docenas de personas corrían hacia ellos como una marea.

Nicole corrió hacia Jeff y agarró su silla de ruedas.

En ese momento, Jeff se atragantó y no sabía qué decir.

“Nicole…”.

Él la llamó con voz profunda.

Nicole empujó su silla de ruedas y corrió hacia adelante con la ayuda de Luca.

“¡No tengas miedo! Estoy aquí para sacarte…”.

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