La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 2374

Resumo de Capítulo 2374 Murió: La Heredera Divorciada Billonaria

Resumo de Capítulo 2374 Murió – Capítulo essencial de La Heredera Divorciada Billonaria por Internet

O capítulo Capítulo 2374 Murió é um dos momentos mais intensos da obra La Heredera Divorciada Billonaria, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Romance, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.

Quinn regañó a Eric alteradamente. Sus manos temblaban porque quería esconder su remordimiento de conciencia. Tampoco quería soportar el resentimiento y los regaños acumulados durante muchos años.

Había odio en sus ojos mientras lo miraba. Su cara estaba desfigurada por el enojo.

"¿Hiciste que los guardaespaldas me ataran? ¿Qué pasó con él?".

Ella tenía miedo.

Eric debía saberlo todo ya que los estaban esperando en la entrada del bar.

"¿Cómo lo supiste?".

Eric se quedó mirándola en silencio. Las esquinas de sus ojos estaban ligeramente enrojecidas, pero no quería que los otros vieran su debilidad.

Sería muy fácil que sus defensas se derrumbaran.

Eric apretó el hueso que había perdido su temperatura previa.

Eric esbozó una sonrisa cruel y sanguinaria mientras se lo lanzaba al cuerpo.

Su voz era grave cuando dijo: "Él está aquí mismo".

Quinn vio claramente el hueso del hombre y se asustó. Su rostro palideció al instante.

Gritó y cayó al suelo, mirando con horror a su hijo.

"Tú...".

Los ojos de Eric se mostraban tranquilos, como la superficie del mar. No había movimiento en la superficie porque estaba ocultando las corrientes turbulentas de su interior.

La miró con burla y una sonrisa peligrosa y fría apareció en su rostro. Sus ojos estaban enrojecidos.

"Mamá, mira lo que hiciste. ¿Te mereces el respeto de alguien? ¿Aún te preocupas por él? Está muerto, ¿quieres vengarte en su nombre?".

Quinn estaba temblando, sintiendo frío por todo su cuerpo.

El miedo en su corazón se extendió por sus extremidades y huesos. Sentía como si una serpiente venenosa la estuviera ahorcando hasta matarla.

"¡B*stardo! ¡Soy tu madre! ¿Cómo puedes hacerme esto?".

Quinn gritó con todo su ser. Extendió la mano para pegarle a Eric en la cara y en el cuerpo. Entonces, sin querer, tomó el hueso que tenía al lado y se lo lanzó.

El guapo rostro de Eric fue herido. Tenía sangre en la frente, pero no parecía sentirla ni importarle.

Dejó que la sangre fluyera mientras sonreía y apretaba los labios.

"¿Cómo pudiste hacerme esto? No te culpé al dejar que me defendiera solo en el extranjero. No te culpé por ser parcial con Ingrid. No te culpé cuando intimidaste a Nicole y arruinaste nuestro matrimonio. Cometiste muchos errores con Ingrid cuando estaban en el extranjero. Ingrid quedó embarazada y confió en el hombre equivocado por tu culpa, pero no te culpé por todo esto...".

Eric se rio entre dientes, se levantó con calma y, de repente, tiró al suelo el jarrón que tenía al lado.

El sonido del cristal rompiéndose fue ensordecedor y agudo en la vacía villa.

El sonido parecía haberse magnificado incontables veces.

"¿Por qué tienes que estar tan revoltosa? ¿Por qué tienes que arruinar la vida de todos para estar tranquila? Esta vez, ¿qué le querías hacer a Nicole al conspirar con ese hombre? Nicole y yo ya estamos divorciados. ¿No estás satisfecha? ¿Qué más quieres que yo haga para que seas feliz y dejes tus tonterías? ¿Acaso no soy suficientemente miserable?".

Eric la miró aturdido mientras le caían lágrimas por las esquinas de los ojos.

Quinn dudó en hablar. De repente comenzó a llorar.

"¡Pero no puedes olvidar a esa mujer! Si no hubiera sido por Nicole, ¡yo no hubiese terminado así! ¡Tampoco te habrías desahogado con tu hermana! ¿Acaso no debería odiarla? ¿No debería odiarte?".

Quinn lloró histéricamente como si estuviera expulsando todos los dolores de su corazón.

Ahora que se habían peleado de esta manera ya no tenían que preocuparse por su relación de madre e hijo.

Los sentimientos no eran algo que importaba en la alta sociedad.

Eric dio un paso adelante. Estaba rodeado de frialdad y desprendía un aire intimidante y opresivo.

Hizo que Quinn diera un paso atrás sin pensarlo.

Al verla así, Eric se quedó callado y apartó la mirada.

Sus ojos estaban llenos de decepción.

"¿O crees que puedes hacerlo otra vez dando a luz a otro hijo?".

Quinn se quedó helada. Sus hombros temblaron violentamente. Su rostro estaba pálido por la vergüenza y la sorpresa.

"Cómo… ¿cómo supiste?".

Esa conversación solo había ocurrido en la sala privada del bar.

Lo dijo el hombre de la cicatriz en la cara.

Eric se burló. "Mamá, si no estás satisfecha con tu vida aquí, te enviaré con mi papá y pueden vivir juntos".

Quinn volvió a perder la compostura. Lo empujó del pánico y enojo que sentía.

"¿Realmente eres mi hijo? ¿Y qué si lo engañé? ¡Tu padre me ha estado engañando por muchos años con cientos de mujeres! Yo he sido quien se ha estado haciendo la sorda y ciega. Qué, ¿estás diciendo que solo soy un florero? ¿No soy lo suficientemente inútil? Si quieres criticarme por esto ahora, ¿por qué no criticas a tu padre?".

Quinn no quería encontrarse con Charles Ferguson de nuevo, así que sacó el tema de su infidelidad.

Ambos habían vivido en paz por separado durante muchos años. Si volvían a vivir juntos, su vida se acortaría.

Eric se rio entre dientes, se limpió la cara y dio un paso atrás.

"Tú fuiste la que estuvo dispuesta a sacrificar su vida entera por el título de ser la Señora Ferguson y se rehusó a divorciarse de él, mamá. Aunque quieras ser infiel, por favor, busca un hotel que no tenga cámaras de seguridad. No dejes que la gente venga a mí de nuevo y te use para amenazarme. No voy a lidiar con algo similar una segunda vez".

Sus palabras eran frías como el hielo, haciendo que Quinn temblara.

Apenas Quinn oyó las palabras ‘cámaras de seguridad’, se quedó completamente inerte, como si se le derritieran los huesos. Ni siquiera pudo quedarse de pie.

Con razón Eric se enteró…

Eric vio las grabaciones de seguridad, así que sabía de su ridícula ambición de dar a luz a otro hijo con la esperanza de reemplazarlo.

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