La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 2417

Gerard estaba intrigado al oír esto.

También notó los cambios en Eric.

Esta era una buena oportunidad, así que Gerard quería enterarse por qué Eric trataba a Selena diferente.

"¿Sí? Entonces, ¿qué clase de hombre le gusta a tu jefa?".

El mesero notó que Eric y Gerard no eran hombres comunes y corrientes, y parecía que tenían buena personalidad, así que dijo unas cosas más.

"Mi jefa aún no ha aceptado a nadie, pero los admiradores no paran de venir por mi jefa. Mi jefa tampoco quiere darles falsas esperanzas y se los deja claro. Recibe a los clientes en el bar, sin importar si le agradan o no. Pero no hará descuentos ni dejará la cuenta abierta porque al final del día esto es un negocio".

Gerard no pudo evitar sonreír. Se ajustó las gafas y miró a Eric.

"¡Interesante! Tu jefa llama mucho la atención, ¿eh?".

Eric resopló fríamente.

"Es porque no la conoces".

Al mesero no le gustó el insulto sutil de Eric, pero no dijo nada y se limitó a apretar los labios.

El mesero pensó: '¡Obviamente mi jefa es la jefa más hermosa que hay! ¡¿Acaso este hombre está ciego?!'.

Gerard preguntó: "¿Cómo la conoces? ¿Por qué siento que pasaron tantas cosas que me perdí durante mi tiempo en el extranjero?".

"Hay muchas cosas que no sabes".

Eric tomó un sorbo a la copa de vino. El rico y fuerte líquido entró en su garganta, lo que le calentó la sangre.

Estaba pensando que la mujer que estaba sentada en la barra le molestaba cada vez más la vista, especialmente cuando vio que un hombre la tocaba. Sus ojos parecían estar helados.

"Esa persona se me hace conocida. ¿Viene aquí seguido?".

Cuando Eric preguntó, el mesero miró a quien Eric se refería.

"Oh, ese hombre es uno de los mayores pretendientes de mi jefa. Creo que tiene un fondo fiduciario. Es bastante generoso, pero mi jefa nunca le acepta regalos. Incluso después de ser rechazado innumerables veces, él sigue viniendo y bebiendo hasta vomitar. Entonces, viene su amigo y se lo lleva. Pero él se niega a darse por vencido. Ha estado aquí muchas veces. No hace caso, no importa lo que diga mi jefa. Mire, otra vez está empezando a llorar...".

Gerard estaba sorprendido al oír esto. No esperaba que Selena tuviera un encanto tan potente.

Miró a Eric, quien ya estaba de pie.

Gerard miró en esa dirección y estaba a punto de acercarse.

Hizo una pausa y detuvo a Eric. "¿Por qué vas para allá?".

Gerard soltó a Eric al cabo de un momento y sonrió.

"¿Estás salvando a la damisela en apuros? ¡Pues entonces ve!".

Eric lo miró fríamente. Sus labios estaban apretados en una línea recta.

"¡Fíjate bien! ¡Ese idiota es Nathaniel! Dijo que estaba estudiando en el extranjero, ¿pero aún está intentando salir con alguien aquí?".

Cada palabra era fría.

Las comisuras de la boca de Gerard se crisparon, y no sabía qué decir mientras veía a Eric caminar hacia ellos con frialdad.

Gerard lloró en secreto por Nathaniel.

Pobre chico...

"Selena, ¿puedes tenerme en consideración? Cada vez que te veo, ¡siento que le he encontrado sentido a la vida! ¿Puedes creerlo? Eres la brújula de mi vida...".

Nathaniel había bebido un poco de vino y estaba claro que no pensaba bien lo que decía.

Selena estaba sentada a su lado con una media sonrisa. Obviamente que no creía en nada de lo que decía.

Sin embargo, asintió para que él no estuviera tan triste.

"Te creo".

Nathaniel respiró hondo y se sintió motivado para seguir insistiendo.

"Entonces, ¿puedes por favor considerarlo? Nos llevamos muy bien, ¿no crees? Soy un explorador, ¡pero estoy dispuesto a cambiar por ti!".

Justo cuando Selena iba a decir algo con una sonrisa falsa, vio que Eric ponía una mano en el hombro de Nathaniel.

"¿Qué vas a cambiar? ¿Vas a cambiar el hábito de tener una novia nueva cada mes? ¿No se supone que deberías estar estudiando en el extranjero en lugar de coquetear con mujeres en bares?".

La voz de Eric era extremadamente fría y profunda.

Todo el cuerpo de Nathaniel se estremeció. De una vez se puso sobrio y sintió como si le hubiera caído un rayo encima. Estaba tan sorprendido que casi se cae del taburete.

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