Você está lendo Capítulo 298 Vino con los boletos do romance La Heredera Divorciada Billonaria. Visite o site booktrk.com para ler a série completa de La Heredera Divorciada Billonaria, do autor Internet, agora. Você pode ler Capítulo 298 Vino con los boletos online gratuitamente ou baixar um PDF grátis para o seu dispositivo.
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Eric se acercó a la taquilla. Sus rasgos hermosos y sobresalientes pronto se convirtieron en el centro de atención. La encargada se sonrojó y le recomendó algunas comedias románticas.
A él no le importaba mucho y eligió la película con la hora de tanda más cercana.
Cuando miró hacia un lado, vio a la pareja a su lado con una gran cubeta de palomitas de maíz y una Coca-Cola y frunció el ceño levemente.
Nicole estaba aburrida sentada a un lado con su barbilla apoyada en una mano mientras veía su teléfono.
Ella estaba mirando los mensajes del chat grupal, en el cual Yvette y Julie discutían dónde deberían ir para un viaje de esquí.
Nicole quería dar algunas sugerencias, pero si ellas se enteraban de que se encontraba en el cine con Eric Ferguson, probablemente se les saldrían los ojos.
Junto a ella, un chico de aspecto universitario se acercó con una cara tímida.
“Disculpe, señorita. ¿Puedo preguntarte si eres de U de A? ¿En qué departamento estás?”.
Nicole estaba atónita. ‘Cierto... la U de A está cerca…’.
Al instante se sentía un poco atolondrada de alegría por haber sido confundida con una estudiante universitaria.
"Yo...", Nicole estaba a punto de explicar cuando el estudiante universitario le entregó su teléfono.
“¿Puedo tener tu contacto? Tenemos una obra que necesita una protagonista por el momento...”.
Nicole le sonrió con los ojos entrecerrados. Sus ojos brillaban como las estrellas.
El estudiante universitario estaba tan encantado con la sonrisa de Nicole que no notó el aura fría de otra persona que estaba detrás de ella.
El hombre puso una mano en el respaldar del asiento de Nicole como si estuviera declarando su soberanía. Sus ojos estaban sombríos mientras miraba al chico.
Una voz familiar y fría con una morosidad convincente que vino de detrás de Nicole. “¿De qué están hablando ustedes?”.
Tenía un temperamento tan imponente y reservado. El Patek Philippe en su muñeca era suficiente para poner fin a las angustias diarias ajenas.
Sin necesidad de hablar, cualquiera podría darse cuenta que este hombre no era una persona ordinaria.
Los ojos del estudiante universitario se oscurecieron al mismo tiempo que retiraba su teléfono, en signo de derrota.
Se apresuró en disculparse y huyó de la escena.
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