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Clayton frunció los labios. Sus ojos oscuros reflejaban una luz fría.
El coche llegó al hospital, pero ellos no se bajaron. En cambio, Luca fue el que entró.
En menos de cinco minutos, Luca llamó a Nicole.
“Señorita, lo atrapé”.
Los ojos de Nicole parpadearon. Escuchó otra voz suplicante procedente del teléfono.
Era un extraño.
Clayton se hizo cargo de su teléfono y le preguntó: “¿Paul te envió aquí?”.
Él fue directo al grano.
Clayton sospechaba que también era Paul Newton.
“No, no, no… ¡No es el Señor Newton!”. La voz era aguda y llena de pánico, ya que intentaba ocultar algo deliberadamente.
Sin embargo, las palabras “Señor Newton” lo expusieron todo.
Sin dudarlo, Clayton sacó su teléfono y marcó un número.
“Atrapa a Paul Newton. No dejes que se escape”.
La persona al teléfono dudó un momento.
“El Señor Ferguson está aquí y ya atrapó a Paul Newton antes que nosotros”.
Una mirada de sorpresa apareció en sus ojos. “¿Eh? Muy bien entonces”.
Clayton colgó la llamada y miró a Nicole.
“Parece que el Señor Ferguson encontró el objetivo hace tiempo. Va un paso por delante de nosotros”.
Nicole parecía desconcertada. Había estado cerca de Eric durante los últimos días, pero no sabía que él había estado investigando este asunto e incluso que había encontrado a la mente maestra detrás de esto tan rápidamente.
Pensándolo bien, Eric nunca era una persona pasiva. Había sufrido una pérdida tan grande esta vez, así que ¿cómo iba a quedarse de brazos cruzados?
Tal vez había estado investigando en secreto desde el principio.
“¿Quieres ir a echar un vistazo?”, sugirió Clayton.
Nicole sonrió. “No, gracias. Llévame de vuelta”.
No estaba interesada en un pequeño súbdito.
Nicole quería esperar a que el pez gordo mordiera el anzuelo.
Clayton asintió, se dio la vuelta para dar instrucciones a su chófer y salió del coche. El conductor la llevaría de vuelta mientras él entraba en el hospital.
Dado que la mente maestra había sido encontrada, no había nada de qué preocuparse.
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