La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 582

Este suceso fue como una bomba.

Era sensacional.

En un instante, el ambiente originalmente animado que se mezclaba con el tintineo de las copas se volvió silencioso y frío.

Nadie habló en el gran salón de banquetes.

La música ligera y relajante que sonaba en el salón de banquetes también parecía muy extraña.

Al segundo siguiente, Keith se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Su expresión cambió dramáticamente mientras sus pupilas se encogían.

Keith corrió alocadamente y gritó: “¡Alto! ¿Quién puso mis fotos? ¡Apaguenlo!”.

Si uno escuchaba con atención, podría escuchar el pánico inconfundible en su voz.

Nadie respondió.

Las fotos seguían apareciendo como si revelaran los trapos sucios de su vida feliz, demostrando que solo se estaba engañando a sí mismo.

El lente rosa de esta boda fue apartada a la fuerza, haciendo que todos vieran la fea verdad.

La intención original era asistir al banquete del nuevo matrimonio de Keith, pero el resultado fue todo lo contrario. Las bendiciones que habían salido de la boca de todos simplemente se habían convertido en burlas.

Keith corrió desesperadamente detrás del escenario, sin preocuparse por nadie más. Solo le preocupaba una cosa. Esperaba que Livia no lo viera. ¡Ella no podía ver esta escena!

Sin embargo, antes de que pudiera llegar detrás del escenario, escuchó al público exclamar de nuevo.

Al darse la vuelta, en la alfombra roja puesta frente a la pantalla electrónica, aparecieron de repente muchas mujeres, una tras otra, vistiendo diferentes estilos de costosos vestidos de novia.

Todas estaban vestidas de forma elegante, caminando como si estuvieran pavoneándose por una pasarela y levantando los vestidos de novia en sus manos para lucirse a los demás.

Lo más impactante era que esas mujeres eran las mismas que aparecían en la gran pantalla.

Cualquiera que viera esto sentiría que esta escena era demasiado sorprendente.

Keith miró a esas mujeres e instantáneamente palideció, su expresión se volvió fea.

El miedo y el pánico le salían por todos los poros, y a cada momento un mal presentimiento le rondaba el corazón como un cuchillo cerniéndose sobre él.

Cuando él vio esa escena, el cuchillo cayó.