La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 714

Al escuchar la orden de Nicole, las personas que estaban detrás de ella se apresuraron a actuar. Dos de ellos detuvieron a Hector Leach, que quiso resistirse.

El resto de los hombres de Nicole fueron muy decididos y ordenados mientras se llevaban varias cajas de libros de contabilidad bajo el escritorio de Hector.

Hector los miró con incredulidad. ‘¡Qué m*erda! ¡¿Esta mujer me está robando?!’.

Todo el proceso duró menos de cinco minutos. Logan se acercó e hizo un gesto. Entonces Nicole hizo un gesto con la mano para indicarle al guardaespaldas que soltara la mano que cubría la boca de Hector. Hector jadeó tratando de respirar.

Estaba ansioso y furioso. “Tú…”.

Nicole sonrió inocentemente. “Que revisemos sus cuentas ha sido acordado por las autoridades. Si tu y el Señor Zelman tienen algo que decir al respecto, díganselo a las autoridades. Ah, también pueden llamar a la policía”.

Estaba segura de que esta gente corrupta no iría a la policía.

En cuanto a los demás, con uno o dos empujones los haría ceder. En unos días, podrían terminar de comprobar todas las cuentas.

De hecho, no había absolutamente ninguna necesidad de que Eric se preocupara por Nicole. Desde el momento en que ella decidió venir, ya había investigado todo aquí.

En lugar de dejar que otros tomaran la iniciativa, era mejor que lo hiciera ella misma.

¿Quién era el más atrevido entre ellos?

Nicole esbozó una sonrisa perfecta. Cuando se dio la vuelta, su sonrisa se intensificó, y salió con sus tacones altos a grandes zancadas.

Los demás se retiraron uno a uno.

La expresión de Hector era extremadamente horrible. Inmediatamente tomó el teléfono y llamó con temor a Lincoln Zelman, el Presidente de la Compañía Zico.

Agitadamente informó a Lincoln Zelma lo que acababa de ocurrir y esperó a que respondiera.

Pensaron en innumerables maneras de ponerle las cosas difíciles a Nicole, pero nadie esperaba que los medios de esta mujer fueran tan imprevisibles y directos.

Incluso se atrevió a enfrentarse a ellos.

Lincoln Zelman reflexionó durante menos de tres segundos antes de maldecir. “¡Maldita sea! ¿Ni siquiera puedes enfrentarte a una mujer ni mucho menos vigilar unos libros? ¡Solo espera a que te manden a prisión!”.

El rostro de Hector palideció mientras temblaba de miedo.

“S-Señor Zelman, ¿qué debemos hacer?”.

“¡Ve tras ellos! ¡Cueste lo que cueste!”.