La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 816

La sonrisa de Nicole era significativa. "¿Crees que es eso posible?".

Desde el principio ella estaba del lado de Livia.

Keith frunció los labios, se acercó y dijo en un tono que solo ellos dos podían escuchar: “Si no, haré que Eric venga y me respalde. Él no solo creará problemas y golpeará a la gente. Habrá muertes…”.

Luego, él miró significativamente a Clayton, quien estaba a su lado.

'¡Maldición! ¡Keith Ludwig necesita una buena paliza!’.

El corazón de Nicole se detuvo por un momento. '¡¿Cómo se atreve a amenazarme?!'.

Sin embargo, ella creía en las palabras de Keith. Con ese carácter, el bastardo de Eric era realmente capaz de esas cosas.

Aunque ellos no se cruzaran, una vez que lo hicieran, implicaría a otros y causaría daños irreversibles.

Nicole forzó una sonrisa. Y unos segundos más tarde, volvió a mirar al portero.

"Deja entrar al Señor Ludwig. Es mi decisión".

Después de eso, Nicole se dio la vuelta y se fue como si tuviera miedo de que se le pegara este chicle en el zapato.

Clayton no preguntó nada. Después de que ellos entraron, la temperatura era la adecuada y no hacía tanto frío.

Él fue muy considerado al ayudarla a quitarse la chaqueta y dársela al mesero de al lado.

Nicole sonrió y le dio las gracias. Cuando ella estaba a punto de tomar una copa de vino tinto, él la detuvo.

“Acabas de recuperarte de tu lesión en la pierna, y aún estás tomando medicamentos, ¿no? Entonces no deberías beber vino”.

Nicole sonrió y asintió con gusto. La acción de Clayton era atenta, cálida y refrescante.

Clayton le acercó un vaso de refresco. Nicole lo aceptó y sonrió.

Antes de que ella pudiera entrar, escuchó una voz que se acercaba gradualmente desde no muy lejos.

“¡Nikki! ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llegaste? ¡Te he extrañado hasta la muerte!”.

Nathaniel vestía un traje negro. Se veía tan guapo, alto y erguido, como un príncipe salido de un cuento de hadas.

No era de extrañar que él pudo capturar a tantos fanáticos con la mayor velocidad en cuanto entró en el mundo del entretenimiento. Sus circunstancias eran muy únicas.