La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 895

Después de que Eric terminó la pregunta, sintió un dolor sordo en su corazón además de la ira.

‘¿Solo por un error que cometí en el pasado, quienquiera que haya hecho algo malo está ahora relacionado conmigo? ¿Por qué debería asumir la culpa?’, pensó Eric.

Nicole lo miró tranquilamente. “Esto fue algo que tu subordinada hizo. ¿Piensas que alguien te creerá si dices que no se lo ordenaste?”.

A no ser que esta mujer estuviera demasiado ansiosa por complacer a Eric.

Para ellos, la confianza incondicional era algo que no existía.

Nicole creyó en Eric una vez y salió lastimada durante tres años. Por lo tanto, no se atrevía a seguir creyendo en él.

Los ojos de Eric se movían tenuemente con llamas, y las venas de su frente saltaban. Estaba furioso.

Sin embargo, cuando estaba frente a ella, aún tenía que calmar sus emociones lo más posible.

Su nuez de Adán se movía. Su voz era baja y ronca.

“Bien, entonces déjame decírtelo en serio. No fui yo. Esto no tiene nada que ver conmigo”.

Eric le rogaba que no lo mirara con esos ojos. Era aún más doloroso que si ella le clavara un cuchillo en el corazón.

Cuando ella vio que las comisuras de sus ojos se enrojecían, un extraño sentimiento se apoderó de su corazón.

Sin embargo, inmediatamente reprimió esa extraña sensación.

En lugar de enredarse con él de esta manera, era mejor simplemente decir las cosas con claridad.

“No importa si no tiene nada que ver contigo. Es tu subordinada, así que llévatela”.

No era algo que pudiera librarse a sí mismo solo porque dijo que no tenía nada que ver con ello.

Si él no fuera Eric Ferguson, ¿se habría atrevido Ava a hacer esto por él?

Él la miró fijamente y solo habló después de un largo rato. “Nicole, ¿estás tan dispuesta a lastimarme?”.

Al otro lado de ellos, Clayton no podía soportar seguir mirando. La reacción de Eric fue un tanto inesperada.

Clayton se levantó y se acercó. “Señor Ferguson, juzguemos el asunto tal y como se ve”.

Eric empujó violentamente a Clayton a un lado. Sus emociones reprimidas explotaron en un instante. Su voz era extremadamente fría.

“¡Vete a la m*erda! ¿Quién te crees que eres? ¿De verdad crees que no me atreveré a tocarte?”.