—¿Entonces para qué Patrick se llevó a Paulina de las manos de Alicia en este momento? —preguntó Isabel, visiblemente confundida.
Eso sí que no lo entendía.
Si Patrick y Alicia estaban enfrentados, ¿no sería mejor que él solo se quedara mirando el espectáculo?
¿Para qué tenía que irse justo ahora y llevarse a Paulina con él?
—Supongo que entre Alicia y Patrick pasó algo inesperado —comentó Esteban con voz tranquila—. Al final de cuentas, ellos dos ya fueron pareja.
—¿Y Paulina…? —dudó Isabel, insegura.
—Tranquila, no va a pasarle nada, ¿sí? —le aseguró Esteban con paciencia, tratando de calmarla.
Con el análisis de Esteban, el corazón de Isabel se apaciguó poco a poco.
Después de todo, durante todos esos años, Esteban era la persona en la que más confiaba. Si él decía que a Paulina no le iba a pasar nada, entonces ella no tenía por qué preocuparse.
...
Mientras Isabel se sentía más tranquila, en otro lado Vanesa estaba hecha un manojo de nervios.
Una hora después.
Recibió la llamada de Esteban. Para entonces, Vanesa ya no tenía ni rastro de la altanería que la caracterizaba. Al contestar, soltó un “hermano” con tal tono de angustia que parecía una niña pequeña que buscaba refugio tras meterse en problemas.
Esta vez había enfurecido a Carlos y, para colmo, la mujer por la que él se había interesado por primera vez estaba de por medio.
Vanesa conocía bien la gravedad del asunto.
—De ahora en adelante, deja de decir tonterías frente a Isa —advirtió Esteban con voz grave.
Por su culpa, la chica andaba toda alterada en su embarazo, y él tenía que calmarla durante horas.
—¡No era mi intención decir nada! —reviró Vanesa—. Tú me pediste que lo dijera.
Ella sabía bien la relación entre Isabel y Paulina. Apenas escuchó la voz de Isa, Vanesa intentó callarse, pero fue Esteban quien le insistió.
Esteban solo gruñó en respuesta.
—Carlos ya se enteró, seguro va a querer matarme, ¿verdad? —murmuró Vanesa, preocupada.

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