La Heredera: Gambito de Diamantes romance Capítulo 794

Además, ella tampoco se sentía tan segura de su figura.

Principalmente era porque antes Isabel la había influenciado mucho; en ese entonces, Isabel ni siquiera volteaba a ver a Sebastián.

Siempre andaba diciendo: “Primero mi carrera, y vivir como se me antoje, sin ataduras.”

Ahora, de repente, que alguien se esforzara en consentirla así, Paulina ya no sabía cómo reaccionar.

Paulina se sentía un poco apachurrada.

Sin embargo, Carlos seguía tan tranquilo como siempre:

—No pasa nada, si no quieres, no tienes que tomarlo.

—Entonces mejor sí me lo tomo —respondió Paulina.

De todas formas, esas sopas no le hacían mal al cuerpo, y si además ayudaban a fortalecerla, pues mejor.

Y claro, si también le servía para realzar su figura, mucho mejor.

La Paulina que al principio estaba de lo más apachurrada…

Terminó, bajo la mirada vigilante de Carlos, tomando un tazón tras otro.

Ya cuando iba por el cuarto tazón, Carlos frunció el ceño:

—¿Segura que todavía puedes con más?

—Claro, yo aguanto —soltó Paulina con firmeza.

Estos días sí que había pasado hambre, y ese estómago de pajarito que tenía, ahora podía tragarse bastante.

Por fin entendió por qué Isabel comía tanto.

Alguien con energía de sobra, obvio que come bastante.

...

Por la tarde.

Paulina le preguntó a Carlos cuándo podría volver a salir a entrenar. Antes de eso, quería echarse una siesta.

Pero Carlos contestó:

—Si tienes sueño, no tienes que entrenar.

—¿En serio? ¿De verdad puedo?

—¿Tan importante crees que es lo de Lago Negro como para que te mates entrenando?

—¿“Algo sin importancia”? —repitió Paulina, casi atragantándose.

Por Dios, últimamente en Lago Negro todo era un caos, con peleas internas por el poder y traiciones a la orden del día.

¿Y Carlos decía que eso era un asunto menor?

Entonces, ¿qué sería algo grave para él?

Carlos explicó: