—Hija, ¿qué pasa realmente entre tú y Dante? ¿En qué punto están? —preguntó Paloma con un tono cargado de preocupación.
Aurora sabía exactamente qué le preocupaba a su madre.
—Mamá, tranquila. Dante y yo hemos acordado darnos un mes para ver cómo nos llevamos. Si después de ese tiempo sentimos que no somos compatibles, él aceptará romper el compromiso —explicó con calma.
¿Romper el compromiso?
Al escuchar esas palabras, Paloma, Fidel y Simón no pudieron evitar que se dibujara una sonrisa en sus rostros. Román y Carolina, que ya estaban al tanto de la situación, no mostraron gran reacción.
Simón se acercó a Aurora, la rodeó con un brazo y le dijo en tono de broma, pero con un trasfondo de seriedad:
—A ver, hermanita, dime la neta, ¿qué sientes por ese tal Dante? El tipo se ve bien, tiene lana, pero... hay algo raro en él. No quiero que te deje viendo estrellitas.
Simón evitó referirse a Dante como "ese que está en silla de ruedas". Quizás porque saber que su hermana planeaba romper el compromiso le hizo sentir un poco de simpatía por Dante, y sus palabras no sonaron tan duras.
Aurora soltó una risita, apartando el brazo de Simón.
—Simón, eres un chismoso de primera.
Paloma también se acercó y, tomando las manos de Aurora, dijo con cariño:
—Auri, sé que eres una chica decidida, pero la familia Olivera es complicada. No quiero que te cases con ellos y termines sufriendo, ni que te enredes en sus problemas. Si de verdad no te gusta Dante, mejor rompe el compromiso pronto. La familia Lobos siempre será tu apoyo.
Aurora sintió calidez en su corazón y asintió.
—No se preocupen, tengo todo bajo control.
Paloma sonrió aliviada y acarició suavemente las manos de Aurora.
—Eso es lo que quería oír.
Aurora se quedó aún más intrigada.
“Si el maestro Galindo está tan preocupado, algo grave debe estar pasando”, pensó.
—Papá, mamá, Simón, Román, Carolina, tengo que regresar al hotel por un asunto urgente —anunció Aurora a todos en la habitación.
—¿Ha pasado algo? ¿Quieres que te acompañemos? —preguntó Paloma con preocupación.
—No, no se preocupen, no parece ser nada grave. Voy a echar un vistazo y regresaré. Ustedes coman tranquilos, yo los veo más tarde.
—Cuídate mucho —le recordó Paloma.
—Claro, mamá —respondió Aurora, tomando su bolso y saliendo apresuradamente de la habitación.
Al salir del hospital, Aurora detuvo un taxi y se dirigió directamente al Hotel Corona Dorada.

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