La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 12

Simón, al ver que todo había llegado a su fin, decidió llevar a su hermana de vuelta a casa sin demora.

—Por cierto, director, por favor, encargue a los guardias de seguridad que escolten a la señora Narváez y su hija para un chequeo.

Aurora, mientras seguía a su hermano, soltó esta frase inesperada y sin contexto.

El director, aunque algo confundido, decidió seguir las instrucciones y llamó a alguien para que lo solucionara.

—¡Aurora, maldita! ¡La familia Narváez te dio de comer, te crió, y ahora te comportas como una traidora desagradecida! ¡Mereces lo peor!

Elvira y Mónica fueron escoltadas por los guardias de seguridad, bien protegidas, hacia el examen médico.

El pasillo resonaba con los gritos histéricos de Elvira mezclados con los gemidos suaves de Mónica, lo cual alteraba la calma de todos.

—Tranquilo, hermano, no pasa nada. Esa familia siempre ha sido así, de tal palo tal astilla. No vale la pena enojarse, no manches tus manos por ellos.

Aurora notó claramente cómo el enojo de su hermano bullía, pero él lo contenía. Así que le dio unas palmaditas en la espalda para tranquilizarlo, al tiempo que ejercía una suave presión en un punto estratégico para aliviar su tensión.

Después de todo, guardar resentimiento en el corazón no es nada bueno.

Simón sintió cómo el suave toque de su hermana le ayudaba a liberar toda esa frustración acumulada, dejándolo más relajado.

—Está bien, hermanita, no les hagamos caso. Vámonos a casa.

Simón lo decía de palabra, pero en el fondo de su corazón había decidido que haría pagar a quienes le causaron sufrimiento a su hermana.

Subieron al avión. Lo lógico sería ponerse al día.

Pero Aurora apenas recordaba cosas antes de los diez años. Sus recuerdos eran borrosos y no lograban conectarse.

Simón tampoco quería sacar el tema, por lo que realmente no había mucho del pasado de qué hablar.

Más bien, Simón se dedicó a contarle a Aurora sobre la situación actual de la familia para tranquilizarla.

Aurora, al ver a este joven parlanchín, comenzó a tener una idea más clara del concepto de familia.

Al mismo tiempo, su curiosidad crecía.

Cuando el avión estaba por llegar a su destino, el celular de Aurora sonó.

Al contestar, era el director quien llamaba.

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