La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 160

—Verónica, ¿cómo estás?

—¡Hola, mi amor! ¿En qué andas tan ocupada? Te envié tantos mensajes y no respondiste.

—Estaba en la moto —explicó Aurora.

—Está bien, solo quería decirte que ya te mandé lo que me pediste, revisa tu correo.

Aurora cerró la llamada y abrió su correo electrónico.

Horas antes, Verónica le había enviado un correo con la información de la identidad falsa que necesitaba. —Sí, lo vi, gracias.

—¿Gracias? Entre nosotras no hace falta. Por cierto, ¿cuándo planeas ir a Nueva Granada? Avísame y dime cómo piensas lidiar con ese imbécil de Joel.

El tono de Verónica estaba lleno de expectativa y emoción.

—En cuatro días.

Los ojos de Aurora brillaron con determinación.

—¡Ok, ok! —Verónica no podía esperar para ver la acción.

Después de colgar, Aurora se puso el casco, encendió la moto y regresó al taller.

De vuelta en el taller de Jorge, Aurora estacionó la moto y entró.

—Jorge, ya traje la moto, la dejaré aquí.

Jorge, ocupado con una motocicleta, levantó la cabeza y sonrió. —Claro, déjala el tiempo que necesites.

Se conocían desde hace años y Aurora no era formal con él.

Recordando a la persona que había visto esa mañana, preguntó: —¿Qué hacía aquí esa persona esta mañana?

Jorge se quedó pensativo un momento antes de recordar a quién se refería Aurora.

—¿Te refieres al chico que vino a vender el Ferrari? ¿Lo conoces?

Aurora se fue del taller en un taxi.

Mirando el paisaje desde el auto, se sintió tranquila.

No planeaba involucrarse en los asuntos de Liam y Mónica.

Recordó las palabras de Dante: Liam... algún día madurará.

En una tienda de Chanel, Mónica admiraba un bolso nuevo en el espejo, encantada.

El diseño era elegante y moderno, justo lo que había deseado.

—Liam, este bolso es hermoso, me encanta.

—Si te gusta, lo compramos. ¿Cuánto cuesta? —Liam quería ver a Mónica feliz, dispuesto a hacer lo que fuera por ella.

La vendedora se acercó con una sonrisa. —Tiene buen gusto, señorita. Este es un modelo nuevo y cuesta ciento ochenta mil.