La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 159

—¡Jorge, me llevo la moto! —gritó ella antes de acelerar, y la moto salió disparada como una flecha.

Jorge sonreía mientras veía cómo la figura púrpura desaparecía rápidamente entre el tráfico.

Liam, aún sorprendido, se acercó a Jorge.

—Jefe, la mujer que iba en la moto púrpura, ¿la conoces?

Jorge, mientras limpiaba una moto pesada, respondió sin levantar la cabeza.

—Claro que sí, es una vieja amiga.

—¿Vieja amiga?

Liam estaba aún más sorprendido.

—¿Por qué está su moto aquí?

—La tiene guardada aquí, ¿hay algún problema? —Jorge finalmente levantó la cabeza, mirando a Liam—. Pero tú, chico, ¿por cuánto piensas vender tu Ferrari?

Liam recordó su propósito al estar allí.

—Jefe, cuando compré mi carro, costó más de tres millones. Solo lo he usado dos meses, ¿puedo venderlo por al menos dos millones quinientos mil?

Jorge rio con desdén.

—Tu carro ahora vale cincuenta mil, máximo. Si quieres venderlo, ese es el precio. Si no, vete. Recibo muchos carros aquí, no necesito el tuyo.

—¿Cincuenta mil? ¿Cómo es posible? ¡Solo tiene dos meses!

Liam estaba asombrado.

—¿Por qué no? Los carros usados se devalúan rápido. Además, tu carro no es tan especial, cincuenta mil es un precio justo —Jorge habló firme, sin lugar a negociación.

Liam miró el saldo en WhatsApp, apenas tenía doscientos pesos, y recordó el mensaje que Moni le había enviado, invitándolo a salir.

Apretó los dientes.

—¡Vendido! Cincuenta mil está bien.

Era mejor que estar sin un centavo y pasar vergüenza frente a Moni.

‘Ding—’

Pronto se encontraron en la entrada de la tienda Chanel del centro comercial.

Liam, con su traje de marca arrugado, intentaba parecer relajado y natural.

Mónica, sin notar esos detalles, lo saludó con una sonrisa cálida y lo tomó del brazo.

—Liam, ya estás aquí. Te digo, los nuevos bolsos de esta temporada son realmente hermosos.

Mientras hablaba, Mónica lo llevó al interior de la tienda.

...

Aurora, mientras tanto, disfrutaba de la libertad y la emoción de conducir su moto púrpura por las carreteras abiertas del campo.

El rugido del motor y el viento que pasaba zumbando por sus oídos le proporcionaban una sensación de libertad y emoción que había extrañado.

Su celular vibró en el bolsillo, interrumpiendo ese raro momento de tranquilidad.

Aurora redujo la velocidad, se detuvo a un lado del camino, se quitó el casco y respondió la llamada.