La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 197

—¿Tú… tú cómo volviste tan rápido?

La voz de Verónica titubeaba, y sus ojos evitaban el contacto directo con Aurora. Miró rápidamente el celular en las manos de Aurora, sintiendo un nudo de nervios en su estómago. ¿Había escuchado Aurora todo lo que pasó? ¿Su secreto bien guardado estaba a punto de ser descubierto? ¡Estaba perdida!

Aurora no respondió de inmediato. Simplemente lanzó una mirada tranquila a Verónica, luego al celular en sus manos, girándolo distraídamente con los dedos. Su tono era sereno.

—Si ya terminaste de bañarte, sal pronto, el agua se está enfriando.

Con eso, Aurora se dio la vuelta y salió del baño. La puerta se cerró detrás de ella, dejando a Verónica sola. Miró la puerta cerrada con una expresión compleja, luego bajó la vista hacia su cabello mojado y su bata. La furia de antes parecía apagarse bajo la calma de Aurora, reemplazada por una inexplicable inquietud.

Verónica rápidamente se secó el cabello y se cambió de ropa antes de salir del baño. Aurora estaba sentada frente a la computadora, concentrada en la pantalla, sus cejas ligeramente fruncidas. Verónica se sintió aún más insegura al ver esto. Echó un vistazo furtivo a la pantalla de la computadora, pero solo vio una maraña de inglés y términos técnicos que no entendía, aunque la expresión de Aurora no parecía ser buena. ¿Había descubierto algo?

¡Seguro que había averiguado su verdadera identidad! Cuanto más pensaba Verónica en ello, más nerviosa se ponía. Su comportamiento en el baño seguramente había sido notado por Aurora. Con la inteligencia de Aurora, seguramente ya había adivinado que ella era la hija mayor de la familia Cuevas.

¡No podía seguir ocultándolo!

Verónica respiró hondo y se acercó con cuidado a Aurora, disculpándose.

—Auri, lo siento, en el baño me dejé llevar por mis emociones, no te enojes, por favor.

Aurora no volvió la cabeza, su mirada seguía fija en la pantalla.

—Entonces, ¿por qué no seguir ocultándolo? —Aurora tamborileó suavemente con su dedo sobre la mesa.

Verónica se detuvo unos segundos, perpleja.

—¿No lo escuchaste antes? —preguntó, todavía confundida. ¿No estaba investigando su identidad? La pantalla de la computadora aún estaba encendida.

Aurora se rio suavemente.

—Solo escuché un poco. No tengo la costumbre de husmear en la privacidad de los demás. Cuando quieras contarme algo, lo harás. Si no quieres, no insistiré.