Las chicas y yo fuimos al baño y nos retocamos un poco con maquillaje, no le puse mucho a mi rostro, me gusta ser natural.
Seguidamente salimos de la empresa y tomamos un taxi que en pocos minutos nos llevó a un bar, parecía un lugar donde solo van personas de dinero, no sé en qué estará metida Amanda que se relaciona con este tipo de gente.
Cuando estuvimos adentro, unos hombres nos hicieron señas, más bien a Amanda, la cual ya conocían. El ambiente era agradable, buena música y personas bailando además de beber.
Nos acercamos a la mesa de esos hombres, Amanda los saludó con mucha confianza, Lilian y yo solo nos presentamos sin tener contacto físico.
Ellos nos ofrecieron bebidas, pero de las más caras, al parecer son ricos, los juzgo por su aspecto tan elegante.
Uno de los hombre no me apartaba la mirada de encima, me siento incómoda, es guapo pero no es mi tipo de hombre, no hay quien remplace a mi guapo y sexy jefe.
—Dime, muñeca, ¿Tienes pareja?—me pregunta el hombre que no deja de mirarme.
—No, no tengo—respondí con una sonrisa fingida, no podía mentirle y decirle que sí porque Amanda y Lilian estaban presentes y saben que si digo que tengo pareja, lo van a negar.
—Que suerte—me regala una sonrisa coqueta—. Tengo oportunidad entonces.
Que hombre más directo, tomé un poco de mi bebida para tratar de simular la incomodidad que estaba sintiendo, sus ojos no dejaban de pasearse por todo mi cuerpo, me sentía desnuda, además con su comentario, me dejó claro que quiere algo conmigo.
—Chicos, ¿Que tal si bailamos?—propuso Amanda, sabía que lo estaba haciendo a propósito, se había dado cuenta de la mirada del hombre hacia mí y de seguro piensa que me está haciendo un favor, que fastidio.
—Eso suena genial —musitó el hombre que estaba a mi lado tomando mi mano, me sorprendí, pero cuando quise reaccionar ya estaba en la pista de baile con él rodeando mi cintura. Las chicas tomaron su pareja y empezaron a bailar también, mi incomodidad aumentó cuando esté guapo hombre se acerca a mi oreja y me susurra algo.
—Tu cuerpo está tenso, relájate, no muerdo—.Mi piel se erizó cuando lo escuché, me arrepiento en la hora en que acepté la invitación de Amanda, no estoy acostumbrada a tener confianza con hombres no que estén tan cerca de mí al menos que me guste o sea alguien cercano.
—Solo estoy...—dejé mi frase en el aire cuando el hombre selló mis labios con su dedo índice.
—Shhh, no digas nada, solo siente la música y bailemos al compás de ella—susurró, pude sentir el roce de su labio en lóbulo de mi oreja. ¿Que le pasa a este hombre? ¿Están revueltas sus hormonas? Solo nos acabamos de conocer esta noche por la invitación de Amanda, y ya está coqueteando conmigo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La pequeña indomable del CEO obsesivo