La prometida osada romance Capítulo 11

Lu Yuzhen miró a Huo Zhixun.

—Cortaré la mano de cualquiera que se atreva a tocarla. Vuelve a tu asiento.

Huo Zhixun estaba perplejo. «¿Qué pasa?».

Había burla en los ojos fríos de Gu Longfan que se escondían tras las gafas doradas.

—No te apresures, Zhixun. Siéntate y disfruta del espectáculo.

Huo Zhixun solo pudo reprimir sus dudas y sentarse obediente. Después de todo, este tirano no temía a nadie salvo a Lu Yuzhen desde que eran pequeños.

……

Xia Micheng estaba allí porque tenía una cita. Por supuesto, Li Qianhui había ido también. Como la última vez Xia Micheng había complicado las cosas, Li Qianhui quería comprobar por sí misma qué tipo de trucos iba a usar Xia Micheng esta vez. Li Qianhui sonrió de forma solemne antes de disculparse con el señor Wang que se tomó su tiempo para llegar.

—Señor Wang, fue Micheng la que cometió el error. Por tanto, la he traído para que se disculpe con usted.

El señor Wang respondió con frialdad:

—Casi me mata. ¿Me está diciendo que debo perdonar su error solo porque me ofrece una simple disculpa?

Aquel día, mientras el perro de caza lamía al señor Wang, sus dientes afilados lo mordieron y casi mutilaron al señor Wang que estaba tan aterrorizado que se orinó encima. Siempre que el señor Wang recordaba ese desgraciado momento, sentía las ganas de matar a Xia Micheng, que estaba de pie delante de él.

—Su disculpa es poco sincera. ¿Qué tal esto? Pídale a Xia Micheng que termine estas botellas de licor.

—¡Tú! —Li Qianhui contuvo su rabia y puso una sonrisa en su lugar, intentando complacer al señor Wang—. Señor Wang, ¿por qué… no propone otra forma en la que ella le exprese su sinceridad?

Tras recibir las disculpas dadas por Li Qianhui, el señor Wang contempló con astucia a Xia Micheng de arriba abajo.

—¿Qué tal esto? Pídale a Xia Micheng que haga una sesión de pole dance para mí en el escenario y la perdonaré.

«¿Pole dance?».

Los ojos de Li Qianhui brillaron pensando que era una buena idea. Pole dancing era uno de los bailes exóticos de moda que utilizaban las mujeres frívolas para provocar a los hombres. Las dos hijas de Li Qianhui eran señoritas de la alta sociedad, así que era indudable que ellas no harían algo así. Por otro lado, esta cuestión era perfecta para Xia Micheng.

—Micheng, como estás aquí para disculparte, debes mostrar sinceridad. Puedes elegir no beber pero tendrás que bailar pole dance en el escenario —dijo riendo Li Qianhui quien no tenía muy buenas intenciones.

¿Por qué iba a saber Xia Micheng las intenciones de Li Qianhui? No obstante, sonrió de forma astuta antes de acceder a la petición diciendo:

—De acuerdo, bailaré.

Xia Micheng se acercó al escenario cuando aún sonaba heavy metal de fondo. Xia Micheng llevaba un vestido blanco esa noche. Sus manos se agarraron a la barra, tomó aire y su cuerpo flexible se enroscó en la barra, mostrando un movimiento uniforme y fluido. Los que antes gritaban en el bar de pronto dirigieron sus miradas hacia ella. La multitud contemplaba a Xia Micheng saltando, girando y bailando. Su cuerpo flexible mostró varias posturas elegantes. Su pole dancing no era seductor sino elegante. Xia Micheng volvió al suelo cuando su baile terminó. La multitud aplaudió entusiasmada.

Su baile fue perfecto y sin precedentes. Cuan Xia Micheng regresó, el señor Wang estaba tan hipnotizado que casi babeaba.

—Xi Micheng, no esperaba que fueses una bailarina tan buena. Te perdono. Sin embargo, tienes que venir conmigo a mi habitación para concretar con más calma la inyección de capital para la Clínica Xia.

Xia Micheng había sudado un poco con el baile, pero aun así seguía oliendo bien. Contempló la lujuriosa mirada del señor Wang.

—De acuerdo, señor Wang. Usted primero, yo le sigo.

La mirada de Li Qianhui se volvió viciosa. No se hubiera imaginado que Xia Micheng fuese una bailarina tan buena después de todos estos años. Solo Al buscaba la oportunidad de humillarla, pero no esperaba que le diera ocasión de lucirse.

Li Qianhui nunca olvidaría el hecho de que, al principio, era Xia Micheng la princesa de la familia Xia. Comparada con cualquiera había sido la más brillante. Tiempo atrás, un profesor de danza había enseñado a la hija de Li Qianhui y a Xia Micheng a bailar. A pesar de que la hija de Li Qianhui practicaba cada noche después de las clases, no podía dominar el baile. En cambio, Xia Micheng bailaba con elegancia desde el momento que caminó de puntillas. Solo tenía nueve años cuando la coronaron como la mejor de Beijing. Si practicara unos años más, solo Dios sabe cuánto más talento y elegancia desarrollaría.

Li Qianhui pensaba que Xia Micheng se había vuelto inútil en el campo. Sin embargo, Xia Micheng la había decepcionado considerablemente. ¡Li Qianhui nunca había tenido una la necesidad tan urgente de arruinar a alguien! No había forma de que Xia Micheng soltara el anzuelo esa noche.

—Tío, tu nueva esposa es una bailarina bastante buena, ¿verdad? Me temo que después de ella no habrá más pole dancers en el bar 1949.

Capítulo 11 Pole dancing en escena 1

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