Entrar Via

La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 131

Los ejecutivos de Grupo Hurtado que rodeaban a Benjamín observaban con disimulo cada cambio en su expresión. Al notar que en sus labios se dibujaba una ligera sonrisa y parecía de buen humor, todos lo comprendieron en un instante; de inmediato, las miradas que le dirigieron a Petra llevaban un matiz de adulación apenas disimulado.

Petra sintió ese cambio en las miradas y no pudo evitar que la duda asomara en sus ojos.

Benjamín mantuvo esa media sonrisa y se inclinó un poco hacia ella.

—Señorita Calvo, si usted se atreve a regalarme algo a plena luz del día, ¿cómo podría yo animarme a recibirlo aquí mismo?

Petra frunció el ceño, su desconcierto solo aumentaba.

Benjamín soltó una risa ahogada, y los que lo acompañaban no tardaron en seguirle el juego.

Uno de ellos, al notar la confusión absoluta en el rostro de Petra, le lanzó una broma con una sonrisa pícara.

—Señorita Petra, mejor tráigase ese regalo en la noche, ¿no cree que sería más apropiado?

Petra se quedó helada, el rubor le subió hasta las orejas y, avergonzada, se apresuró a aclarar.

—No... no es lo que están pensando.

Tenía muy presente la razón por la que había venido ese día y, de hecho, llegó sintiéndose segura de sí misma.

Sin embargo, al ver que todos los que rodeaban a Benjamín eran expertos reconocidos en el sector financiero, gente que salía en el canal de economía, su orgullo se desmoronó un poco. Se le hizo un lío la cabeza y, en medio de los nervios, terminó diciendo algo inapropiado.

Benjamín, sin perder la calma, la miró divertido.

—Entonces, ¿a qué se refiere usted?

Petra apretó los labios, estaba a punto de explicarse, pero él no le dio oportunidad.

—No importa lo que quiera decir, lo platicamos después, ¿le parece?

Mientras hablaba, Benjamín echó un vistazo a los alrededores, como si le estuviera diciendo: “Aquí hay mucha gente”.

Petra captó de repente las miradas maliciosas que les lanzaban los presentes, y de pronto entendió todo.

¡Benjamín lo había hecho a propósito!

—Tú...

Benjamín le dedicó una sonrisa despreocupada y agitó el bolso del regalo con desdén.

—Me quedo con el regalo, lo abro en la noche.

...

Se le olvidó que estaba en San Miguel Antiguo, una ciudad donde cada metro cuadrado vale oro y los ejecutivos exitosos abundan como peces en el río, no como en Santa Lucía de los Altos, que apenas iba en vías de desarrollo.

—Señorita, ¿se encuentra bien?

Petra llevaba tanto rato parada ahí que la recepcionista se le acercó, mostrando una preocupación genuina.

Petra inhaló profundo, recogiendo uno a uno los trozos de su seguridad rota y, con una sonrisa renovada, respondió:

—Estoy bien.

No podía rendirse tan fácil.

No importaba lo que pasara, tenía que entrar a Grupo Hurtado.

No podía dejar que el plan de su hermana se viniera abajo.

La recepcionista le sonrió, aunque en sus ojos se notaba cierta incomodidad.

Por lo que acababa de presenciar, no parecía que Petra tuviera intención de irse, y por la forma en que ella y Benjamín interactuaron, hasta daba la impresión de que se conocían.

Pero Benjamín no dejó instrucciones al irse, así que la recepcionista no sabía qué hacer con Petra.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Traición en Vísperas de la Boda