La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 183

Jimena observaba desde no muy lejos, y a su lado, una representante con la que había colaborado antes no pudo evitar preguntar en voz baja.

—Señorita Calvo, su hermana y el señor Benjamín, esto es...

No terminó la frase, atenta a la reacción de Jimena.

Jimena, quien rara vez mostraba una sonrisa, ahora tenía en el rostro una expresión llena de satisfacción y ternura. Se veía especialmente cálida y amable. Miró de reojo hacia donde estaban los otros y contestó con ligereza:

—La verdad, no sé nada. Tampoco me han contado nada.

Aunque Jimena lo negó, la semilla de la sospecha ya había germinado en el corazón de quienes la rodeaban.

Jimena mantenía en los labios una leve sonrisa, como si todo estuviera saliendo mejor de lo que había planeado.

Por su parte, Belinda representaba a la familia Ferrer en la fiesta. Era amiga de Petra desde hacía tiempo, así que tan pronto llegó, la rodearon para interrogarla sobre la relación entre Benjamín y Petra.

Belinda tenía la intención de buscar a Petra, pero al verla siempre junto a Benjamín, prefirió no interrumpirlos.

Aunque la familia Ferrer la protegía bien, Belinda era lo bastante perspicaz para darse cuenta de las cosas que se movían bajo la superficie.

Ahora que la familia Calvo estaba en una situación complicada, la única salida posible parecía ser aliarse con Benjamín.

Si ella ya lo había notado, seguro que Benjamín también lo tenía más que claro.

Lo sorprendente era lo dispuesto que él estaba a colaborar, lo cual desconcertaba a más de uno.

Belinda solo podía reír y responder con evasivas a las señoras y señoritas que la asediaban con preguntas.

Cuando la fiesta ya estaba por terminar, Jimena hizo la presentación formal de Petra ante los presentes.

Petra, después de todo, llevaba más de diez años viviendo en San Miguel Antiguo. Pronto identificó a todos los asistentes y se adaptó sin problema a las miradas curiosas que la rodeaban.

—Señor Benjamín, gracias por darle a Petra una oportunidad para demostrar de lo que es capaz. Si en el trabajo llega a cometer algún error, ojalá pueda orientarla y aconsejarla —dijo Jimena desde el grupo, mirando a Benjamín con una voz suave y pausada.

Benjamín no respondió, solo sostuvo su copa de vino en silencio.

Jimena parecía de lo más tranquila, y enseguida le habló en voz baja a Petra:

—Petra, ¿qué esperas? Ve y brinda con el señor Benjamín, agradécele la oportunidad.

Jimena los observaba de lejos, sujetando su copa con dedos largos y elegantes. Apenas se le notaba una sonrisa, pero su postura era la de alguien que acaba de ganar una partida importante.

A fin de cuentas, aunque Benjamín no hubiera hablado directamente de una alianza con los Calvo, ¿qué importaba?

Con solo haber asistido a la fiesta esta noche, el desenlace ya estaba sellado.

Todos los presentes apostaban: la familia Calvo y la familia Hurtado volverían a asociarse, como hacía más de diez años, y vivirían una nueva época dorada.

Si acertaban, ellos también saldrían beneficiados. Si no, al menos no lo perderían todo.

Aunque algunos ya se habían dado cuenta de que aquello era una jugada bien planeada, para la mayoría seguía siendo una oportunidad única.

Porque si la familia Calvo se aliaba de nuevo con la familia Hurtado, estaba claro que regresarían a la cima.

La fiesta, que en principio iba a durar unas tres horas, se extendió hasta las once de la noche, con muchos invitados aún reacios a marcharse.

Benjamín seguía ahí, y nadie parecía querer irse tampoco.

Jimena bajó la mirada para ver la hora y, de pronto, notó que el hombre al lado de Petra ya tenía la mirada nublada por el alcohol. Entonces, se le ocurrió una idea y dijo con voz calmada...