La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 234

Petra, sin perder de vista a Emiliano, cuya figura se asomaba discretamente en el marco de la puerta de la sala de juntas, dejó que una chispa de astucia asomara en sus ojos. Levantó la mirada hacia Joaquín y, con voz suave, lanzó su propuesta.

—No lo he olvidado. Por eso justo ahora estoy dispuesta a cooperar contigo, ¿no te parece?

—Entiendo que pedirte el 20% de tus acciones de un solo golpe te complica las cosas. Sé que te preocupa perder tu posición, pero podrías ceder el 10%, que los ejecutivos presentes junten un 5% entre todos según corresponda y yo pongo el 5% restante, ¿qué dices?

Las palabras de Petra hicieron que los ejecutivos intercambiaran miradas incómodas. Aquellos con menos acciones no querían soltar ni un peso más. Se notaba en sus caras.

Joaquín tampoco estaba dispuesto a ceder el 10% de sus acciones de una sola vez. Frunció el ceño, se le notaba la tensión, y rechazó la propuesta de inmediato.

—No. Eso sería demasiado arriesgado. Solo puedo ofrecer el 5%.

Si cedía el 10%, su participación bajaría a 22%, apenas dos puntos por encima del nuevo socio, y eso le costaría demasiado.

—Sr. Joaquín, no olvide que usted es el responsable de esto. Si los clientes se fueron, fue por sus problemas personales.

Petra recuperó ese tono despreocupado, casi como si todo le diera igual.

—Solo estoy dando una sugerencia. Si no están de acuerdo, yo tampoco pienso insistir. Si me obligan a vender el 20% de mis acciones, lo hago, pero el dinero no pienso reinvertirlo en la empresa. Ahora, si todos deciden poner de su parte y reinvertir en Nexus Dynamics, ahí sí no tengo objeción.

Se recargó con tranquilidad en la silla, miró a Joaquín con una sonrisa apenas dibujada, como si todo esto fuera un simple juego.

Joaquín, con el gesto endurecido, volvió a ocupar su lugar.

Fue en ese momento cuando Emiliano regresó a la sala de juntas.

La tensión que hasta hace poco se respiraba en el ambiente se disipó en cuanto los presentes vieron a Emiliano. De inmediato, todos forzaron sonrisas, como si intentaran encubrir la tormenta de hace un instante.

Petra, con una media sonrisa, balanceaba la silla mientras sus ojos destellaban diversión.

Desde la perspectiva de Emiliano, ella parecía una zorra lista para tenderle una trampa.

—¿Crees que me puedes engañar? —pensó para sí mismo, conteniendo una sonrisa sarcástica—. Todavía te falta experiencia.