Petra se quedó pensativa, buscando en su memoria algún recuerdo de la supuesta prima de Catalina, pero por más que intentó, no encontraba a nadie con ese título.
—¿Tu prima es…? —preguntó con cierta duda.
—Florencia, claro —respondió Catalina como si fuera lo más obvio del mundo.
Aunque Florencia y la tía de Catalina no compartían ni una gota de sangre, Catalina siempre presumía por todos lados que Florencia era su prima, solo para colgarse de esa relación.
En ese momento, Belinda se acercó y alcanzó a escuchar la última parte de la conversación. No pudo evitar soltar una risita.
—Catalina, ¿ya sabe la señorita Florencia que la andas emparejando así nomás?
Al decir esto, se acomodó entre Petra y Catalina, empujando a Catalina a un lado sin ningún pudor.
Catalina todavía tenía clavado el resentimiento de la última vez, cuando Belinda la había dejado en ridículo durante la comida familiar. Ahora que Belinda volvía a meterse, apretó los puños con fuerza, tratando de contener su coraje.
—Yo solo le digo a Petra, por su bien, que no se meta con cosas que no le pertenecen. No vaya a ser que después le salga caro el intento y termine bien lastimada —aventó Catalina, con el veneno bailándole en la voz.
Belinda soltó una carcajada seca y giró la cabeza en dirección a su hermano y Benjamín.
—Benjamín.
Apenas pronunció su nombre, Catalina le agarró el brazo con desesperación.
—¿Qué te pasa? ¡Deja de meterte!
Al oír la voz de Belinda, tanto Víctor como Benjamín alzaron la mirada hacia ellas.
—¿Qué sucede? —preguntó Benjamín con un tono bajo, pero firme.
Catalina, mordiéndose el labio, le lanzó una mirada asesina a Belinda antes de volverse hacia Benjamín.
—Nada, Benjamín. Solo estábamos platicando —alcanzó a decir, fingiendo tranquilidad.
Pero Belinda no se detuvo.
—Catalina está hablando de tu boda. Dice que ya te vas a comprometer y quería saber si era cierto —soltó sin rodeos.
—Está bien, Benjamín.
Petra, al escuchar eso, no supo cómo reaccionar. Solo pudo esbozar una sonrisa incómoda.
¿Preguntarle a ella?
¿Y eso por qué?
Ella no se atrevía a inventar historias como Catalina.
Mientras el resto seguía sin salir del asombro por la revelación de Benjamín, Catalina alzó la vista y miró fijamente a Petra, llena de desconcierto.
Tal vez los demás no sabían quién era la mejor amiga de Belinda, pero Catalina lo tenía clarísimo. Petra y Belinda habían crecido juntas, como si fueran hermanas, compartiendo hasta la ropa. Durante los años que Petra estuvo lejos de San Miguel Antiguo, Catalina por fin logró acercarse a Belinda, pero apenas Petra regresó, Belinda la dejó de lado para volver a buscar la compañía de Petra.
Pero entonces, ¿por qué Benjamín dijo que le preguntaran a Petra sobre su compromiso?
¿Será que aquel rumor de hace años, sobre el supuesto acuerdo de compromiso entre la familia Calvo y la familia Hurtado… era verdad?

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