La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 427

Rosalía, al ser compañera de Jimena y Benjamín, le daba a Florencia suficiente confianza como para no dudar de la veracidad de la noticia que acababa de compartirle.

Sin embargo, Florencia no terminaba de entenderlo. Si Benjamín ya tenía un compromiso con Petra, ¿por qué entonces la familia Aguirre se había acercado a la familia Hurtado para proponer una unión entre ambas familias? Aunque los Hurtado no aceptaron la propuesta, tampoco la rechazaron de manera definitiva.

Rosalía captó la duda en la mirada de Florencia y se inclinó un poco para hablarle en voz baja.

—La madre de Petra y Jimena proviene de una familia común y corriente; se casó con alguien de la familia Calvo.

—Quizá por lo difícil que fue su propio matrimonio, no quiere que sus hijas se metan en ese mundo. Jimena siempre fue preparada por Damián Calvo para ser la heredera, así que no pudo llevársela, pero sí se llevó a Petra. Poco después, Petra empezó a insistir en romper el compromiso con Benjamín.

Florencia escuchó y en sus labios apareció una sonrisa cargada de ironía.

—Entonces, en pocas palabras, ese compromiso ya no existe.

La situación actual de la familia Calvo no era nada atractiva para los Hurtado.

Además, ni siquiera había sido idea de los Hurtado romper el compromiso, sino la propia Petra quien había hecho todo el escándalo. No había forma de que la familia Hurtado permitiera su regreso.

No tenía nada que temer.

Rosalía notó que Florencia no le daba importancia a Petra, así que habló con un tono sereno.

—Señorita Florencia, no debería subestimar a Petra. Cuando era más joven, no entendía muchas cosas y por eso insistió en terminar el compromiso, pero ahora ya creció, su manera de pensar cambió bastante. Tú misma viste cómo Benjamín la trató esa noche: como si fuera parte de su familia, dispuesto a protegerla a toda costa.

—El asunto de su matrimonio lleva años estancado, y apuesto a que la principal razón es el propio Benjamín. La verdad, la actual matriarca de los Hurtado no se atrevería a decidir sobre su vida.

Florencia escuchó esas palabras y apretó un poco la copa que tenía en la mano.

En ese momento, Benjamín bajó las escaleras del segundo piso. Florencia lo miró de inmediato, siguiendo cada uno de sus pasos.

Él caminaba erguido, con aire pausado y seguro, hombros anchos y cintura estrecha.