La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 426

Jimena se aferró al brazo de Federico con naturalidad, mostrando una sonrisa tan serena y afable que rara vez se le veía.

Federico la llevó directamente al segundo piso.

La silueta de ambos ascendiendo fue observada por todos los presentes, cada quien con expresiones distintas en el rostro.

Mientras subía, Jimena echó una mirada despreocupada hacia abajo. A simple vista, no parecía tener ninguna ambición, pero era imposible ignorar esa sensación de que estaba decidida a conseguir lo que quería.

El salón del segundo piso de la familia Aguirre era otro nivel, reservado solo para los más influyentes.

A la familia Aguirre siempre le había gustado organizar fiestas donde todos sabían perfectamente en qué lugar estaban parados.

Rosalía respiró hondo, apretando los puños discretamente a su costado. Desvió la mirada de la elegante figura de Jimena y, en vez de eso, fijó los ojos en Franco. Tal como sospechaba, vio cómo las venas en la mano de Franco, que sujetaba la copa, sobresalían con fuerza.

La familia Ruiz también tenía derecho a estar en el salón de honor del segundo piso de los Aguirre, pero Camilo Ruiz todavía no le había entregado completamente el control de la familia a Franco.

Florencia apenas apartó la mirada de Jimena y, de inmediato, retiró su brazo del de Rosalía con un gesto seco. Habló con voz calmada, casi desinteresada.

—Señorita Catalina, mejor no vuelvas a invitarme a este tipo de cosas aburridas. No le veo el sentido.

El comentario le cayó mal a Rosalía; en el fondo, estaba molesta, porque había sido Florencia quien le insinuó el plan y hasta parecía estar muy entusiasmada.

—Perdón, yo tampoco imaginé que fuera tan hábil, que lograra acercarse tan rápido al señor Simón —respondió Rosalía, forzando una sonrisa aunque por dentro hervía.

Florencia le lanzó una mirada de reojo.

—¿Y no crees que el mérito es del abuelo de tu esposo? Si Jimena consiguió llegar hasta el señor Simón tan rápido, es gracias a él, ¿no?

Al recordar lo que había pasado el día de la fiesta de compromiso, Rosalía sintió que una nube oscura se posaba sobre ella.

Se suponía que era su ocasión para brillar, pero Jimena había acaparado toda la atención.