La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 520

Benjamín tenía las piernas cruzadas con una elegancia natural, recargado ligeramente en el asiento, los dedos entrelazados al frente. Sus manos se movían despacio, como si meditara, y su mirada la atravesaba con una intensidad capaz de quemar. Parecía querer perforarla sólo con los ojos.

Petra no soportaba ese tipo de mirada tan invasiva, así que apartó la vista de inmediato.

—Bueno, eso es sólo lo que yo opino. No hablo por los demás, haz de cuenta que no escuchaste nada de lo que dije —comentó ella, incómoda.

Benjamín soltó una especie de risa desdeñosa.

—¿De verdad piensas casarte con Lautaro?

Petra mordió suavemente la comisura de sus labios, sin responder. Se limitó a mirar por la ventana; en sus ojos se notaba una sombra de tristeza. No era que quisiera, sí o sí, casarse con Lautaro. Pero sentía que, si no usaba el matrimonio como una especie de barrera, todas esas ideas caóticas seguirían invadiendo su mente, no la dejarían dormir y la llevarían al límite. Si no ponía un alto a tiempo, sentía que su cuerpo no aguantaría mucho más.

Benjamín notó su silencio, frunció el ceño y la miró con el pecho apretado.

...

El carro se detuvo frente al restaurante Elixir de los Andes. El chofer bajó y Petra fue la primera en salir, abriendo la puerta con una sonrisa profesional, esperando a Benjamín a un costado.

Benjamín bajó y le lanzó una mirada de reojo, sin decir una sola palabra. Pasó a su lado y entró al restaurante sin detenerse.

La sonrisa de Petra se desvaneció un poco. Cerró la puerta del carro y volteó en dirección a Benjamín, quien ya se perdía tras los biombos de madera tallada que dividían el lugar. Cuando lo vio desaparecer, ella respiró hondo y caminó hacia el salón privado que Lautaro había reservado.

Había llegado una hora y media antes de la cita, así que, cuando entró al salón, Lautaro aún no estaba. Petra revisó el reloj y, como aún tenía tiempo, sacó su celular y le marcó a Belinda Ferrer.

—Belinda, ¿tú viniste hoy a Elixir de los Andes?

[No, estos días ni siquiera ando por San Miguel Antiguo, ¿tú sí estás en Elixir de los Andes? ¿En qué salón?] —respondió Belinda, con su tono animado de siempre.