Luciano solo apartó la mirada de Estela una vez que el profesor la buscó.
—Vamos —le dijo a Camilo, quien movió la cabeza y condujo hacia la oficina de Grupo Fariña.
Una vez que Luciano llegó a su destino, se apresuró a unirse a una reunión ejecutiva, la cual duró un poco más de una hora y cuando esta terminó volvió directamente a su oficina.
—Luciano, volviste —lo saludó Abril tan pronto ingresó al lugar.
Al oír su voz, Luciano frunció el ceño. Cuando la vio, ella vestía un traje negro y estaba de pie frente a la mesa de su oficina y sonreía; parecía que llevaba un rato esperando.
—¿Cuándo has llegado?
Luciano se dirigió al otro lado de su escritorio antes de mirar unos documentos que estaban sobre la mesa y luego miró a Abril. La joven se sentó al verlo y sonrió sin vacilar ni por un instante.
—No hace mucho. Me enteré por Camilo que estabas en una reunión. —En ese momento, vio la costra en los labios de Luciano y se sintió angustiada—. ¿Te has... lastimado los labios?
En los ojos de Luciano se reflejaba el desagrado que sentía tras recordar el incidente de la noche anterior.
—Me mordí accidentalmente. No hay de qué preocuparse. —Su tono se volvió aún más distante.
Abril asintió dudosa y se consoló a sí misma tras pensar que, además de ella, no había ninguna otra mujer detrás de Luciano en ese momento. Por lo tanto, su sospecha no era más que una paranoia. Así que, con eso en mente, al fin se sintió un poco más tranquila.
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