Capítulo 172
Dorian le lanzo una mirada y sus labios se movieron levemente, pero al final no dijo nada y pasó a su lado tranquilamente.
Amelia entró al elevador con calma.
El roce fue solo un instante
Los perfiles serenos de cada uno captaron la atención del otro desde el rabillo del ojo, pero ninguno detuvo su paso, ni se saludaron
Apenos Amelia entro al elevador, extendio su mano hacia los botones.
Héctor, que acababa de terminar su jornada, venia apurado con su mochila negra y al verla dentro del elevador, no pudo
evitar saludarla con entusiasmo
¡Amelia!”
Se acerco a ella con pasos agigantados
Dorian hizo una pequeña pausa en su caminar y luego continuó hacia su oficina con calma.
En el instante en que se giró hacia la oficina de Rufino, vio desde el rabillo del ojo que Amelia había detenido el elevador y miraba hacia el hombre que se acercaba a ella con una sonrisa tranquila y cortés en su rostro.
Esa era la sonrisa que siempre le caracterizaba.
Recordó vagamente que hacia mucho que Amelia no le sonreía de esa manera.
Cuando llegó a la oficina de Rufino, este notó que su amigo parecia algo molesto.
¿Todo bien, compadre?”, preguntó preocupado
La noche anterior había ido a buscar a Dorian y lo habia encontrado con ese mismo aire distraido.
Rufino no sabia qué habia hablado o qué había pasado entre Amelia y él, tampoco podia averiguarlo.
Pero claramente sentia que algo en Dorian había cambiado, no sabría decir que, pero algo faltaba en su energia, aunque ya de por si no era alguien muy efusivo
Dorian le echo un vistazo “Nada, todo bien.
Rufino asintio, si el decía que estaba bien, no tenia sentido seguir preguntando, pues de todas formas no sacaría nada
en claro
Suspiro profundamente y le dio unas palmadas en el hombro, entregándole la propuesta de proyecto que Amelia acababa de revisar Aqui esta, ya está todo ajustado.
Incluso habia evitado mencionar el nombre de Amelia
Dorian asintio y tomo la propuesta del proyecto
Al ver el estilo familiar de los planos, parecio desconcertarse un momento y mientras los examinaba, se distrajo.
Rufino no pasó por alto el cambio en su expresión.
”
“No puedo evitar opinar, ¿sabes? Amelia y tú deberían decidirse, dijo, o se sueltan de una vez y se olvidan el uno del otro, o siguen enredados hasta el final. Este estar a medias no le hace bien a nadie.
Dorian lo miró, pero no dijo nada, simplemente hojeó la propuesta, que reflejaba todas las modificaciones que él había sugerido.
Amelia lo conocía bien y también sus preferencias, por lo que había anticipado de manera precisa las modificaciones que él, como cliente, había solicitado.
El cerró la propuesta: “Está bien asi, entrégasela a mi papá y a Cintia.”

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